lunes, 28 de julio de 2014

50-49 Sombras

Capítulo 28 - Farewell

¿Cómo me sentaron a mi esas palabras tan frías de Alessandro al enterarme que regresaba a Italia al siguiente día? Pues de la misma manera que se puede sentir una patada en el estómago, un corte en cualquier parte del cuerpo, una sensación que provocaba una ansiedad en el pecho, solo de pensar que simplemente no volvería a verlo más. Y que, lo más triste de todo, él tenía interés en conocerme a pesar de haber perdido la memoria. A pesar de haber tenido ese interés mucho antes. Cuando todo comenzó con un mensaje de una red social.

 Bajé la mirada al escucharle, donde él se dispuso a hablarme, pero la voz de Luna interrumpió aquel silencio.-¿Qué vas a hacer entonces? ¿Te vas a ir porque tu padre te obliga? Tenía entendido que estarías todo el curso con Andreas en el piso, Aless…-Susurró mirándole con tristeza, pero ahora mismo el italiano se estaba sintiendo peor que yo. Y no lo estaba percibiendo en ningún momento.

-Es extraño que mi padre me llamara de tal manera, que me hablara como me ha hablado. Algo no me cuadra…-Apretó las manos, creando puños, los cuales observé sin poder levantar la mirada a sus azulados ojos. No porque si no me pondría a llorar como nunca lo había hecho. Ya era demasiado triste que no me recordara, pero más triste era aún que se volviese a su tierra sin siquiera saber de mi existencia y hueco en su vida el tiempo que ha estado aquí. Suspiré y decidí echarme hacia atrás.

-Yo…debo seguir haciendo cosas. Mucha suerte entonces, Alessandro.-Y con aquellas palabras, me giré para no poder ver el gesto de sorpresa que se colocó en su rostro al escucharme decir aquellas palabras tan frías y tan distantes. Más distantes que nunca.

-¡Espera! ¿Así sin más?.-Decía mientras yo seguía avanzando, sin esperar a Luna. Quería irme. Y quería tirarme en la cama cuanto antes para poder hundir mi cara en la almohada y llenarla de agua de lágrimas. Para poder realizar aquello que quería hacer cuanto antes, simplemente me fui corriendo.

No quería oír más. Ya había tenido suficiente.

Sin saber cómo, mientras andaba, empezó a hacer frío y el cielo se oscurecía de forma leve: encima iba a empezar a hacer bochorno, algo que odiaba con todas mis ganas ya que llegaba a agobiarme demasiado si me pillaba en la calle. Pero de ahí a que empezase a llover, era algo que no me esperaba en absoluto. Y allí estaba yo, andando hacia mi casa, con una lluvia de semi-verano cayendo sobre mí y mojándome el pelo al que le había dedicado un cierto tiempo por la mañana. Pero me daba igual.

Nada más llegar a mi casa me encontré con mi madre, que me preguntaba con una voz tranquila si estaba lloviendo, para recoger la ropa que tenía tendida. Cosas de madres que no cambiaban…

Yo directamente me fui a la ducha, algo que me sentó bien pero que no me quitó los problemas que tenía sobre los hombros. Y si me ponía a resumir todo, me deprimiría…

El chico al que conocí y el cual me empezó a gustar demasiado, tuvo un accidente por protegerme y en él perdió la memoria. Para más “inri”, su exnovia se hizo pasar por la novia actual, que era yo, y lo alejó de mi. Y cuando por fin creía que volvía a tener interés en mí, su padre le obliga a volver a su tierra natal. 

Demasiado triste, ¿no creéis?

Pues con esos pensamientos me fui a la cama. Sin esperar un minuto más.

Las horas pasaron de forma lenta, pero al final acabé cayendo en un sueño. En un sueño donde aparecía Alessandro conmigo, en aquella plaza comiendo hamburguesas junto a mi, sentados con tranquilidad y riéndonos. Sin olvidar de besarnos y abrazarnos. Todo se interrumpió con la luz de unos focos, donde alguien gritaba mi nombre. Demasiado cerca.

-¡¡Zoe!!.-Me despertó aquella voz y cuando levanté la mirada, me encontré a Luna mirándome asustada y jadeando, como si viniera corriendo.

-¿Qué pasa?.-Murmuré medio dormida, a lo que mi querida amiga reaccionó de una forma un tanto alarmante.

-¿Tú para qué coño quieres el móvil o el whattsap? ¡Te he estado llamando toda la maldita mañana! Vamos, ¡Aless se va en breve a Italia! Cogerá un avión a Madrid y de allí se van. Vamos.-Me tiró de la cama empujándome.

-Luna, lo mío con Aless está acabado, ¿no te das cuenta?.-Me tapé con la almohada, pero entonces me pegó una patada en el culo que caí de la cama.

-¿Y a mi qué? A él le sigues gustando incluso después de haber perdido la memoria, así que por lo menos saca el genio andaluz que tienes y ve a Sevilla a despedirte de él como merece.-Me gritaba mientras me tiraba la ropa para ponérmela.

-Luna, esto no es una película americana ni una novela. Han sido casualidades y muchos impedimentos, da igual que vaya a despedirle, no me va a recordar ni a la de tres.-Dije mirando la ropa que me tiraba.

-¡Tú eres la encargada de escribir tu vida, Zoe! Da igual que no sea una película americana como la de “La proposición” o cosas así, sigue siendo tu vida y solo tú eres la directora de ella. Y después de tanta charla, tienes dos minutos para vestirte, eso o te saco en pijama a Sevilla.-Tras aquellas sentenciadoras palabras, cerró la puerta esperándome fuera. Vale, sé que no había sido demasiado valiente, pero ya tuve suficientes palos como para que me ocurriera uno más. Estar allí despidiendo a Aless y éste sonriéndome como si fuera una desconocida. Una imagen que no quería recordar.

Sin más remedio, cogí la ropa que me dio Luna y me la coloqué en menos tiempo del que esperaba: una vez con la ropa y todo listo, ella y yo salimos en coche hacia Sevilla. Era Andreas quien conducía y suponía que él era quien avisó a la rubia loca de que Aless se iba en unas horas. Yo miraba por la ventana como si de un videoclip de Rihanna o Dani Martín se tratase.

Tras una hora y media, llegamos a Sevilla, acercándonos al aeropuerto de allí. No miraba el paisaje, solo buscaba aquel dichoso lugar para despedirme cuanto antes. ¿Tan duro se me iba a hacer despedirme de la persona que actualmente más me gustaba? 

Yo no sabía que sí.

Mientras entrábamos en el aeropuerto, escuchamos los altavoces de las cabinas decir ciertas palabras claves que nos hizo alarmarnos: vuelo e Italia. A punto de marcharse.

No, por lo menos un adiós en condiciones. Zoe, tienes que ser fuerte, solo un adiós y buena suerte…
Eso susurraba mi mente, hasta que abrí los ojos al escuchar su voz, levantándonos la mano para saber que estaba allí. Con la maleta a su lado y en la puerta de embarque.

-¡Aquí!.-Gritaba el italiano. Cuando nos acercamos, me miró sorprendido.-Vaya, no sabía que vendrías a despedirme.-Murmuró sonriendo de forma leve, quizás incluso triste. Soltó una risa con Andreas y le estrechó la mano.-Mucha suerte tío, cuida a la muchacha ¿eh? Que las españolas tienen mucho carácter…-Soltó otra risa al ver la cara de Luna, ya que aquellas palabras iban para ella. 

Luego sus ojos se pusieron sobre mi silueta, con la mirada agachada.-Bueno bambina, gracias por haber venido.-Estiró la mano y yo la miré, arqueando una ceja, cuando inocente de mi, la estreché. En ese momento sentí un empujón que venía de la misma mano: me envolvió en sus brazos.-No sé por qué, pero me alegro que hayas venido tú más que nadie…-Me susurró al oído, aunque cuando quiso separarse, el colgante que yo llevaba puesto y el suyo, se liaron como los cascos de un mp3.

-Ammm vaya, lo siento.-Levanté la mano para quitar aquel embrollo, cuando me fijé en el colgante. Era el mismo…que yo le di. Me quedé mirándolo sorprendida totalmente y él, al ver mi rostro, lo miró también.

-¿Ocurre algo?.-Yo parpadeé y sonreí de leve.

-Nada, solo que ese colgante me recuerda al de un personaje de una serie de estas manga.-Solté una risa.-A Naruto.-Susurré, él me escuchó y soltó una risa. Cuando quise darme cuenta, el sonido de aviso de embarque volvió a aparecer.

-Bueno, gracias a todos, os intentaré escribir o algo.-Soltó una risa, echándome una mirada sin yo darme cuenta y salir corriendo por el pasillo hacia el avión. Se escuchaban las voces de Luna y Andreas, gritándole y deseándole suerte. Yo no hice nada, solo agitar la mano con timidez.

En el preciso momento que tomaba asiento en el coche de Andreas para volver, Aless lo hacía en el avión, mirando el colgante.- Hmmm si es cierto, es como el de Naruto.-Susurró en voz alta.

Ojos azules.

Rubio.

“Vaya, un italiano con lado friki. Eso me gusta”.

Esas palabras rebotaron en la mente del chico, provocando que ampliara los ojos asustado.


-¿Zoe…?¡Zoe!




miércoles, 9 de julio de 2014

50-49 Sombras

Capítulo 27 “Stay”

Los ojos furiosos de una chica rubia y alta era lo que más brillaba en aquella sala en los momentos en que el silencio y el miedo hicieron acto de presencia. Todo atraído por las mentiras que habían sido descubiertas por quien, para ellos, no tendría que haberlo descubierto. Fue ahora la sonrisa ladina de Luna la que llegó para quedarse.-¿Cómo os atrevéis a ser tan rastreros y joderle de esta manera la vida a dos personas que se querían? Y todo esto me lo esperaba de una zorra como tú, Lydia, pero de ti David…has caído muy bajo por querer recuperar a una Zoe que, por si no te has dado cuenta, no quiere estar contigo. -Sonrió cuando David estuvo dispuesto a hablarle, pero levantó la mano inmediatamente para detenerle en dicho amago. Lydia sin embargo, se cruzó de brazos temiendo lo que podría hacer aquella chica con la verdad descubierta. Ni si quiera respondió al insulto de Luna en ningún momento.-Eso fue una cosa, pero enterarme que fuiste tan hija de puta como para amenazar a Andreas y al negocio de su familia…es algo que te ha sentenciado. Espero que aprendas después de la patada en el culo que te dará Alessandro una vez recupere la memoria totalmente.-Y así Luna estaba por continuar, cuando la voz de Lydia la interrumpió.

-¿Y quién eres tú para intervenir en este asunto, cuando solo parece que te interesa tirarte a ese estúpido italiano sentimentalista y familiar? Vamos, rubita, a mi no me engañas. Intentas ganártelo de la misma manera que yo he hecho con Aless. Somos iguales.-Con aquellas palabras, lo único que provocó la italiana es que los azules ojos de Luna brillaran con mucha más rabia de la que estaba emitiendo por momentos.

-¿Parecerme a ti? Yo no soy como tú, puede que haya tenido mis momentos, pero mi locura por un hombre no se convierte en obsesión.-Sentenció con una sonrisa divertida, viendo cómo el rostro de aquella muchacha italiana se quedaba petrificada.

-No…estoy…obsesionada. Él siempre fue mi pareja y lo seguirá siendo, y una estúpida española de tres al cuarto no se va a interponer en mi camino para quitármelo. Ella no le conoce, no sabe nada de él. Yo le he amado, le he querido y siempre he estado con él…-Lydia se empezó a tocar la cabeza, a punto de venirse abajo, cuando algo vino a su cabeza como si de un rayo se tratase. Levantó la mirada con un tono siniestro en ella, como si realmente estuviera dispuesta a ir más allá de lo que había llegado.-Bien, hagamos una cosa, rubita. Tú no le dices nada a Zoe y Alessandro y…procuraré que ni a tu amiguita ni a tu familia le ocurra nada.-Sonrió amablemente, o por lo menos era el modo en que fingía hacerlo, dejando ver sus oscuros planes expuestos.

Los ojos abiertos y sorprendidos ahora fueron los de David y Luna a la vez.-¿Qué demonios estás diciendo, Lydia? No lleves esto tan lejos.-Saltó David inmediatamente, ya que estaba considerando que aquellas acciones de la italiana estaban llegando a unos extremos demasiado radicales. Lydia miró con furia contenida a David para que mantuviera la boca cerrada, ya que parecía que se le iba a lanzar a la yugular en cualquier momento.

-Si yo gano, tú ganas. Si yo me hundo, tú te hundes…-Comentó, luego giró la mirada a Luna, quien seguía impactada.

-¿Después de todo te atreves también a amenazar a Zoe y a mi familia? Debes ir al psicólogo chica.-Tras aquellas palabras Luna se giró para dirigirse al lugar donde había quedado con Zoe.

Pero Lydia solo sabía sonreír.-Bien, al psicólogo tendrá que ir tu querida amiga…-Cogió el móvil, sonriendo de lado a David, éste no sabía qué iba a hacer la chica, la temía realmente. El teléfono sonó en otra parte y David fue testigo de una conversación en italiano:

-Daddy? ha voluto parlare di un problema e Alessandro. Sì, esattamente, il suo ritorno a casa…Lo voglio al più presto possibile.*

Tras unos minutos transcurridos entre Alessandro y yo, Luna hizo acto de presencia con una cara un tanto seria. Rápidamente me acerqué a ella sonriéndole, con Alessandro persiguiéndome de forma indirecta; pero a pesar de todo aquello, la cara de mi mejor amiga me preocupaba demasiado. Ella sabía algo que yo no.-¿Qué pasa, Luna? Me estás preocupando con esa cara…-Luna estuvo a punto de soltarme algo, pero el sonido de un teléfono móvil la interrumpió: se trataba del móvil de Aless, quien pareció sorprenderse totalmente al ver quién estaba llamándole con tanta insistencia.

-Vaya, ¿me disculpáis un momento?.-Sonriendo, con algo de preocupación en su rostro, Aless se alejó de las dos. Luna me miró de nuevo, pero esta vez no fue el sonido de un móvil lo que la interrumpió de golpe, algo que provocó que yo diera un sobresalto por escucharlo. Alessandro empezó a gritar y discutir por teléfono en italiano.

-Non tornare in Italia, sto bene qui. Non si torna indietro! Papà, aspetta!* .-De repente, Alessandro se quedó mirando el móvil incrédulo de lo que acababa de escuchar. Me acerqué inmediatamente a él, preocupada.

-Aless…¿Qué ocurre…?.-La miraba preocupada, sin darme cuenta que le miraba como en el momento que había tenido el accidente: preocupada, dolida y con miedo. Él me sonrió como pudo para dedicarme una de las noticias más dolorosas después de saber su pérdida de memoria.

-Mañana…regreso a Italia.

Sentenció, provocando en mí una rotura, una grieta, un vacío.

No…

No quería que se fuera.


Quería que se quedara.


1-Daddy? ha voluto parlare di un problema e Alessandro. Sì, esattamente, il suo ritorno a casa…Lo voglio al più presto possibile.* = ¿Papá? Quiero hablarte sobre un problema de Alessandro. Si, exactamente, sobre su vuelta a casa. Quiero que sea lo antes posible.

2 -Non tornare in Italia, sto bene qui. Non si torna indietro! Papà, aspetta!*= No voy a volver a Italia, estoy bien aquí. ¡No voy a volver! ¡Papá, espera!