miércoles, 4 de junio de 2014

50-49 Sombras

Capitulo 26 “Just give me a reason”

La voz que había escuchado era la de David, quien estaba totalmente fijo y quieto observándonos a los dos, tanto a Aless como a mí. ¿Estaría en un problema yo o él? Suspirando y mirando a un costado, aparté la muñeca de las manos del italiano para evitar así que hubiera más malentendidos. Aunque creo que ya habían nacido desde antes.

-¿Debo recordar que ella es mi chica o el italiano aún no lo tiene del todo claro?.-Soltó sin más, colocándose a mi lado y acercándome de nuevo a él, como si fuera un objeto. ¿Un objeto…? Iba a decir algo, pero la voz de Aless me interrumpió totalmente, en algo que me quedé sorprendida por dicha reacción.

-Transparente.-Murmuró para luego sonreí.-Pero eso no quita que pueda ser su amigo, ¿o también le vas a decir con quién debe juntarse?-Sonreía con altanería, a lo que David no se quedó atrás y, separándose de mí, se puso frente a Aless, como si fueran dos ciervos y estuvieran a punto de pegarse con los cuernos para demostrar quién era más macho de los dos. Patético. Me llevé la mano a la frente y suspiré: ya era suficiente creía yo. 

Pero de nuevo me interrumpieron ¡Qué manía, por dios! Aunque cuando me giré…

-Yo creo que los chicos buenos no deben pelearse…-Murmuró la voz de Lydia que se acercaba por el camino sonriendo, con el bolso colgado del brazo como buena asquerosa que era. Rodé los ojos, ya que no quería ni mirarla. Pero Aless, ese día, no dejaba de sorprenderme y sobre todo al oírle decir algo por lo bajo.

-Bueno, ya estamos todos…-Susurró el italiano, fingiendo una sonrisa hacia Lydia.-¡Hombre, mi niña aquí!.-Pero aquellas palabras me sentaron mal. Muy mal.

-Deja de fingir que te alegras de verme, Alessito…-Abrí los ojos al escuchar aquello, tanto como David, ya que tampoco esperaba tener que escuchar aquello de la boca de Lydia. Miré de reojo a Aless, que se encontraba sonriéndole como si nada, con las manos metidas en los bolsillos de nuevo. Como si disfrutara hacerla enfadar.

-David, ¿puedes acompañarme un momento?.-Soltó Lydia de repente, tirando de David sin esperar que éste le respondiera siquiera.

-¡Pero Lydia, espera!.-Gritó siendo tirado por ella, dejándonos a Aless y a mí como al principio de todo. A solas.

Cuando la silueta de aquellos dos desapareció, Aless dirigió la mirada hacia mi persona de nuevo, y yo lo noté. Pero no sabía ni qué decir ni qué hacer, es más, mi mirada se centraba en el suelo blanco de mármol del edificio. ¿Esto era el karma quizás?

-Por donde iba, bambina, ¿seguro que no nos conocemos de antes?.-Se acercó a mí y agachó la cabeza intentando provocar que nuestras miradas se cruzaras, pero la llevaba al lado contrario; unos segundos después escuché una risa por su parte.-No sabía que eras tan vergonzosa, ¿acaso soy demasiado guapo para que me mires a la cara?.-Se tocó la cara exagerando un poco, fingiendo y dramatizando. Yo acabé soltando una risa, simplemente no la pude contener demasiado.-Oh, eso está mucho mejor. Cuando sonríes está mejor que una cara seria y arrugada, como las que pone mi…¿novia?.-Al escuchar aquello me giré, con una ceja arqueada sin entender bien aquello último que dijo.

-¿Novia? ¿Dudas que lo sea?.-Le pregunté sin cortarme lo más mínimo y éste me devolvió una mirada acompañada de una sonrisa traviesa y divertida.

-Ella dice que lo es, pero no la trato como tal, es más, prefiero estar con otras chicas que con ella. Aunque esto no lo sabe, pero es la verdad, desde que salí del hospital mi interés por ella nunca lo vi.-Se quedó pensativo para luego volver a sonreírme.-Al contrario que contigo. Puedo parecer un tanto pesado o acosador, pero me resultas familiar: cuando se me mete algo en la cabeza no paro hasta averiguar qué es.-Con aquellas palabras decidí desviar la mirada de nuevo, yo ya había empezado una relación con David y volver a sentir esas cosquillas en el estómago cada vez que Alessandro soltaba una frase…no era nada bueno.

-Pero no puedes sentir curiosidad por mí, porque tengo pareja.-Dije de forma fría o eso intenté, pero noté cómo se acercó a mi oído para susurrarme algo.

-A tu novio se le ve más ilusionado que a ti, bambina.-Dijo sin cortarse un pelo, como siempre hacía. Yo le miré a los ojos, con el ceño fruncido.

-¿Tú acaso me conoces para saber lo que siento por él?.-Puse los brazos en jarra, esperando que respondiera.

-No, o por lo menos eso creo.-Entrecerró los ojos, clavándome aquella mirada para luego agitar la mano, negando y soltando una risa.-Vale, vale, si taaaanto quieres a tu novio, cuando vuelva pégale un gran morreo. Pero de los que puedes demostrar pasión y amor. Solo dame una razón y te dejaré de molestar.-Me guiñó un ojo y yo me puse roja, acordándome de P!nk; pero aún así roja como un tomate porque parecía que podía leerme la cara y todos los pensamientos que estaban cruzando mi mente en aquellos momentos.

Pero mientras yo mantenía esa conversación, por otro lado, con menos risas y guiños, hablaban Lydia y David.

-¿Qué se supone que os pasa? ¿No es lo que querías, Lydia?.-Preguntaba un enfadado David a la chica que parecía tener un cabreo muchísimo mayor.

-¡No lo sé! Desde que salimos del hospital ha perdido todo el interés por mí y se dedica a tontear con otras chicas. Pero te advierto una cosa, David, como no apartes a esa niñata de mi camino, me la cargo. Me da igual que tontee con las chicas delante de mí, pero no con ella.-Fruncía el ceño, mascullando después.

-Pues te recuerdo que fuiste tú la que te las arreglaste para que la gente que sí conocía su relación con Aless, se quitaran de en medio.-Decía David dando vueltas por el lugar bastante incómodo por ello.

-¡Cállate! ¿Acaso no sabes lo que me costó amenazar a ese estúpido italiano de tres al cuarto para que no dijera absolutamente nada? Incluso tuve que usar mis armas con mi padre para que me diera acceso a las fichas de sus trabajadores. Me costó mucho llegar a donde he llegado, así que apártala de mi camino.-Pero cuando Lydia dejó de hablar, unos tacones sonaron en el eco de la sala donde se habían colocado a hablar y mantener la conversación.


-Vaya, vaya, vaya…se coge antes a un mentiroso que a un cojo.-De detrás de una columna salió una chica alta, rubia, con un vestido y cruzada de brazos mientras miraba a aquellos dos. 

Era nada más y nada menos que Luna.


domingo, 1 de junio de 2014

50-49 Sombras

Capítulo 25 “Al menos ahora"

Todo había acabado. Era momento de cambiar el camino que estaba siguiendo y coger un pequeño atajo que me librara prácticamente de todos los pensamientos de mi pasado. De todos los pensamientos que pudieran causarme más daño del que quisiera.

Y así lo hice.

Desde el día del hospital, no volví a ver más a Alessandro ni a Lydia. De alguna manera preferí que así fuera ya que “ojos que no ven, corazón que no siente”. O eso es lo que creía. Olvidando un poco aquel tema, me dispuse a salir de nuevo con David, quien parecía estar en una nube al haber escuchado una respuesta afirmativa por mi parte, yo debería estar de igual manera ya que era y fue mi primera pareja…entonces ¿por qué no estaba del todo alegre como él? Seguramente porque aquel italiano seguía dejando su huella de forma inconsciente, en mi corazón.

Saliendo de casa me encontré con Andreas en el portal, pero yo solo le miré para dirigirme a la puerta e irme, ya que había quedado con David para resolver unos asuntos en la universidad. ¿No os lo dije? Aprobé selectividad con nota y ya estaba en proceso de rellenar papeles para solicitar las plazas a las carreras que quería ingresar. ¿Cuál? Eso no lo sabía aún, pero era una meta que había cumplido en mi vida y estaba orgullosa de ello. Mis padres también lo estaban y…David también.

Andaba por la universidad con David a mi lado, él me sujetaba de la mano con mucha fuerza, como si no quisiera que me fuera nunca. Que yo supiera, no me iba a ir a ningún lado, no tenía que preocuparse de nada prácticamente. Levantando mi mirada me daba cuenta de aquel lugar: edificios, muchos bancos y árboles alrededor, en general, un sitio sencillo pero agradable. Sonreí de lado al ver a un grupo de chicas gritando de alegría, más aún, hablando entre ellas; en el momento que tanto David como yo pasamos a su lado, pude escuchar muchas palabras, pero sobre todo, que hablaban de un chico y lo “flipadas” que estaban con él. Vaya, pues si que las chicas universitarias eran curiosas, eran prácticamente iguales que las de bachiller o la eso. Solté una risa, y con ello, David se giró sonriendo.

-¿De qué te ríes?.-Sonreía mientras esperaba mi respuesta, yo en ese momento le sonreí de igual manera y negué con la mano.

-Nada importante, solo que me ha sorprendido la energía que tienen algunas personas en este sitio.-Sonriendo, miré al frente, notando un apretón en la mano por parte de David.

-No dejes de sonreír, porque así me demuestras que estás bien.-Me soltó mientras caminábamos. Yo me giré y asentí.

Pero evidentemente, detrás de la mejor sonrisa del mundo puede haber miles de preocupaciones. Aunque lo mejor era seguir adelante sin mirar atrás…

Aunque a veces…te obligaban a mirar hacia atrás inconscientemente.

David y yo nos sentamos dentro de la secretaría de uno de los edificios, esperando a que nos dieran el turno para que pudiera resolver unas dudas y así ayudarme un poco sobre lo que podría hacer con la nota que había sacado en selectividad.

-Voy a por algo de beber, ¿qué quieres?.-Me preguntaba David levantándose y mirando la cartera. Yo sonriendo se lo dije.

-Un refresco de naranja vendrá bien.-Sonriéndome asintió, comentándome que iría a por él y no tardaría mucho. Y me digné a esperar, pero de repente me asusté, porque el grupo de chicas que nos encontramos antes gritando, lo estaban haciendo de nuevo dentro del edificio. ¿Regalaban caramelos o qué? Cuando me giré para ver de qué se trataba, vi algo que me hizo retroceder en el tiempo. Era Alessandro. Y estaba sonriendo, despidiéndose del grupo de chicas que estaban gritando como un club de fans americano. Comenzó a caminar por el pasillo y simplemente me pilló viéndole y mirándole a la cara sorprendida. Pero la cara de sorpresa se quedó reflejada en la de él de la misma manera.

¿Qué hacía allí? Vaya, se me olvidó que él había venido desde Madrid para estudiar aquí.
Enseguida giré el rostro, desviándolo y volviendo al libro que tenía en mis manos. Pero él no hizo lo mismo, al contrario, se acercó con las manos metidas en los bolsillos. Luego sacó un lápiz y me tocó con él en la sien. ¡Ni que me conociera! O por lo menos, dentro de su cabeza.

-Perdona ¿nos hemos visto antes?.-Suspiré como pude, porque era algo demasiado fuerte.
-Si, en el hospital donde te dieron el alta.-Decía sin levantar la mirada del libro. Quería que se fuera, por favor…

-Mmmm cierto, la bambina que decía cosas raritas.-Soltó una risa.- ¿Dónde está tu noviete?.-Murmuró con sorna mirando a su alrededor. Yo le miré de reojo con cara de “¿de qué vas?”.

-Ha ido por unas bebidas.-Cerré el libro y me levanté para irme, porque si seguía allí no sé si aparecería Lydia y me la liaría de nuevo.-Te vaya bien, yo me voy.-Cuando fui a alejarme, me sujetó de la muñeca.

-Espera, ¿seguro que solo nos conocemos del…hospital?.-Cuando me giré, me lo encontré mirándome como nunca lo había hecho. ¿Le era familiar?

-¿Qué ocurre aquí?.-Dijo la voz firme de David, mirándonos a los dos, sobre todo a Aless sujetándome por la muñeca.

-David…Aless solo…


Una tensión en el ambiente…pero al menos ahora…