miércoles, 16 de octubre de 2013

50-49 Sombras

Capítulo 19 "I don't wanna miss a thing"

Todo ocurrió demasiado rápido. Y, realmente, no podía creer lo que estaba pasando ante mis ojos que inconscientemente se encontraban llenos de lágrimas. ¿Por el susto? No. Por ver a Aless tirado en el asfalto en mi lugar. ¿Por qué tenía que haberme ocurrido aquello? ¿Por qué a él? Sin esperármelo, alguien se acercó al cuerpo inconsciente o…muerto, de Aless. Mis lágrimas me difuminaban la vista, hasta que decidí apartarlas y darme cuenta de quien era.

Lydia.

Levantándome corriendo me acerqué al cuerpo de Aless, apartándola de un empujón sin importarme lo que dijera o hiciera.-¡Aless! ¡Aless, por dios, despierta!.-Le agitaba con las lágrimas asomándose de nuevo, alterada, sudando y sobretodo, asustada, muy asustada por pensar que podría haberle perdido. Un miembro de la ambulancia me apartó del cuerpo de Aless.

-Señorita, por favor, apártese que nos lo llevaremos enseguida al hospital.-Por otro lado, otro miembro de la ambulancia comprobaba su pulso. Por favor, que estuviera vivo, solo pedía que estuviera vivo.

-¡Tiene pulso! ¡Vámonos!.-Gritó el mismo a sus compañeros para que trajeran la camilla lo más rápido posible.

Yo respiré hondo al poder pensar que tenía la posibilidad de verle abrir los ojos de nuevo. Esos grandes y expresivos ojos azules. Me llevé las manos a la cara y suspiré de alivio, el hecho de tener un peso menos encima, que me aplastara el pecho. Dentro de mi distracción, alguien se acercó por mi espalda y me tocó el hombro. Me sobresalté y giré el rostro para percatarme de que se trataba de David.-¿Zoe? ¿Qué ha pasado?.-Me murmuraba con el rostro completamente blanco, ya que no me esperaba allí en medio de esa escena.

-Han atropellado a Aless por mi culpa…-Me volví a llevar las manos a la cara para tapármela de la vergüenza al sentir que Aless podría haber muerto por mi culpa. Solo por mi culpa.

-Tranquila, que seguro se pondrá bien.-Las palabras de David fueron interrumpidas al escuchar que uno de los miembros de la ambulancia me llamaba con la mano.

-¡Señorita, venga con nosotros al hospital!.-No tardé en acercarme allí.

-Lo siento David, luego hablamos.-Decía sonriendo de forma triste mientras me volvía a secar las lágrimas de los ojos ya secos. Unos segundos más tarde estaba con el chico de la ambulancia.

-Está estable pero inconsciente. ¿Lo conoce de algo?.-Me cuestionó aquella persona. La respuesta salió de mis labios como una bala de una pistola. Sin esperar ni perder tiempo.

-Soy su novia. ¡Por favor, vayámonos ya, no quiero perder tiempo!.-Decía alterada, aunque el rostro de aquel chico se vio más relajado al verme de aquella manera.

-Bien, entonces vamos.-Me abrió la parte de atrás de la ambulancia donde iría sentada en uno de los bancos, con Aless en medio tumbado en la camilla. Aún con los ojos cerrados y varias magulladuras del atropello. Quería verle sonreír, verle bromear y haciéndome bromas. Que me escribiera de nuevo por el lugar que nos conocimos. No quería que me dejara.

¿Qué… me estaba pasando?

Agitando mi rostro me centré solo en cogerle de la mano y apretarla con fuerza. Las conversaciones entre los enfermeros de la ambulancia no la escuchaba, solo Aless era mi centro de atención.

Diez minutos después llegamos al hospital, donde enseguida bajaron a Aless para llevarlo a urgencias donde comenzarían a atenderle con toda la rapidez del mundo. A mi me hicieron preguntas sobre mi estado físico. No, no había recibido daño alguno porque el héroe que me salvó se encontraba con los daños en mi lugar. Estuve en la sala de espera después de que me mandaran allí, en la puerta de urgencias con las esperanzas de que pronto saliera alguien a decirme algo sobre el estado de Aless. Escuché pasos, pero no era de la sala de urgencias.-Vaya, al parecer no hay mal que por bien no venga.-Murmuró una voz a la que le puse cara nada más levantar el rostro.

Lydia de nuevo.

-¿Qué haces aquí, Lydia?.-Murmuré con el ceño fruncido. Estaba muy cansada y lo que menos quería era la presencia de una arpía como ella en aquel lugar.

-Te recuerdo que soy la ex novia de Aless y me preocupo por él. No tiene nada de malo que esté aquí.-Sonreía aquella asquerosa con sorna. Pero la corté enseguida.

-Si tiene de malo cuando molestas a su actual novia.-Fruncía el ceño a la vez que apretaba las manos aguantándome las ganas de atizarle un puñetazo en aquella cara de niña operada que tenía.

-Tienes mucho valor en decirme eso cuando tú fuiste la causante del estado actual de tu querido novio.-Soltaba con frialdad y afilando la mirada. Espera.

¿Realmente había tenido la culpa? Si…la había tenido. Aless estaba así por mi culpa. Solo por mi culpa y nada más. Si no hubiera estado con él esto no habría pasado.

-Ya basta Lydia. Déjala.-Murmuró otra voz. David. Levanté el rostro y me quedé perpleja al ver que se encontraba al lado de la misma.

-¿Qué…? ¿Cómo…?.-Respiré hondo.-¿De qué…os conocéis?.-Mi pregunta resonó en el eco de la sala de espera.


¿Qué estaba pasando?


martes, 15 de octubre de 2013

50-49 Sombras

Capítulo 18 "Russian Roulette"

Ajena a todo problema, me encontraba embelesada, atontada y, para ser más claros, idiotizada por aquel italiano que tanto le costó estar como estaba conmigo en esos momentos. ¿Qué pasó? Simplemente fue directo y me dijo lo que sentía, aunque se nos habían puesto unos cuantos problemas por delante, pero ya no importaba nada de eso porque simplemente estaba viviendo, por primera vez, un pequeño mundo donde solo estaba yo y Alessandro. Aunque, lejos de mi y él, había gente que no nos deseaba nada bueno. En absoluto, querían nuestra destrucción inmediata de aquella pequeña relación que habíamos conseguido forjar en poco tiempo.

-Si, está confirmado, están juntos.-Decía una voz masculina hacia lo que parecía ser la figura de una chica cruzada de brazos, con el ceño fruncido y mirándonos a lo lejos con toda la malicia del mundo.

-Bien, pues tranquilo David, que cada uno conseguiremos nuestra parte en cuanto pueda separar a esa pareja de gilipollas. Nadie me quita lo que es mío y menos una estúpida española como esa.-Murmuró con mucha furia la chica a la vez que miraba de reojo al chico que ahora ésta tenía a su lado. Éste no parecía muy contento por las palabras ajenas.

-No hace falta que la insultes… Lydia.-Murmuraba David con bastante molestia a la vez que seguía observándonos a nosotros dos, tanto a Aless como a mí. Yo no sabía nada de esto, no sabía lo mala que podía ser la envidia y el rencor en una persona. Y, por desgracia, no tardaría en averiguarlo…

-Zoe, ¡oye, Zoe!.-Me despertó la voz de Aless que me miraba con una sonrisa en el rostro a la vez que ladeaba éste con bastante incertidumbre en su cara.-¿Qué te pasa? Parecía que soñabas despierta.-Murmuraba hasta que sonrió ampliamente.-¡Sé que soy como un príncipe de ensueño, pero no es para tanto, principessa!.-Soltaba una risa, provocando que yo parpadeara y luego soltara una risa de la misma forma.

-No, no. Tú eres el malvado de cualquier película, ¡que quede eso muy claro!.-Me levantaba animada para no tardar en tirar de su muñeca y levantarle de igual manera.-Así que levántese señor príncipe malvado, que nos vamos a dar una vuelta como lo merece.-Solté otra risa jalando de él, sin esperar respuesta. Por alguna razón, sentía que algo no iba bien y por eso actuaba como estaba actuando con Aless. Tenía un mal presentimiento, de estas sensaciones que te ponían los pelos de punta. ¿Qué me estaba pasando? Con Aless estaba muy bien, pero… esa sensación no desaparecía.

Andaba por la plazoleta, subiendo una cuesta para no tardar en llegar a la parte de los restaurantes de comida rápida, como el burguer de la esquina. Cuando, de repente, Aless me tiró del brazo y me echó hacia sus brazos. Solté una risa.-¿Qué pasa?.-Le miraba arqueando una ceja.

-Nada, solo que parece que tienes prisa o estás incómoda conmigo.-Me murmuró de inmediato. ¿Se había dado cuenta?

-Estoy bien, solo que tengo una sensación rara. Creía que sería hambre pero ya hemos comido.-Comentaba mirando a un lado.

-Y tanto que hemos comido, nos hemos hartado.-Sonreía levemente para no tardar en acariciarme la mejilla con suavidad.-¿Seguro que eso es todo? ¿No te habrás cansado de mi, verdad?.-Volvía a cuestionarme con un puchero en la cara, claramente intencionado. Yo le miré y saqué la lengua, a la vez que me sacaba las llaves de mi casa del bolsillo, quitando de éstas una especie de llavero en forma de piedra perfectamente perfilada y rectangular. De color celeste. Se la extendí.

-¿Ves esto? Pues quédatelo.-Dije de forma clara y mirándole a los ojos.-Mientras esto esté contigo, debes estar tranquilo.-Era algo muy preciado para mi y quería que estuviera seguro de lo que estábamos empezando a tener. Aless tomó la piedra entre sus manos y sonrió ampliamente.

-Me gusta, se parece al colgante de un personaje de televisión.-Se quedaba pensativo intentando recordar el nombre.

-Naruto.-Murmuré de forma clara, ya que la compré porque realmente se parecía.-Es de ese anime.-Éste se vio sorprendido al escuchar aquel nombre y asintió enérgicamente.

-¡Si, ese mismo!.-Sonriendo ampliamente aún, tomó un colgante de cuero que tenía en el cuello y lo abrió para meter la piedra en el mismo.-¿Ves? Ahora soy como ese, rubio, con ojos azules y un colgante.-Soltaba una risa. Me sorprendí ya que no esperaba que fuera tan friki en ese sentido.

-Vaya, un italiano con lado friki. Eso me gusta.-Sonreía sin poder creer que viera cosas así. Sin esperármelo, de nuevo, éste aprovechó mi sonrisa para acercarse a mí y besarme de forma fugaz.

-Y muchas cosas más de mi que no sabes.-Me sonreía, pero en esa sonrisa había algo raro. No parecía la suya. ¿Qué estaba ocurriendo?

Andando de nuevo por las calles del centro de la ciudad, con bastante gente había que añadir, se podía ver muchos vehículos, atascos y, en general, demasiado abarrotado todo para mi gusto. Esperando en un semáforo, fui a decirle algo a Aless al oído, pero… sentí un gran empujón. Un empujón que me lanzó a la carretera.

-¡ZOE!.-Escuché gritar a Aless, cuando levantando mi mirada me ví los faros de un coche acercándose a mi. Cerré los ojos fuertemente.

Todo ocurrió muy rápido.

Gritos. Sirenas de ambulancias. Más gritos. Oscuridad.

Lo peor vino cuando pude abrir los ojos.

No era mi cuerpo el que estaba tirado en el asfalto.


-¡¡¡¡¡ALESS!!!!!


jueves, 1 de agosto de 2013

50-49 Sombras

Capítulo 17 "Nobody's Business"


Me estaba sintiendo bien, ¿para qué mentir? El hecho de sentir los labios de Aless junto a los míos era más que agradable, es más, me estaba encantando totalmente. Notaba la sonrisa del italiano mientras me besaba, seguramente no estaba acostumbrado a la efusividad de las chicas españolas, pero para eso estaba yo, para demostrarle de lo que éramos capaces de hacer por alguien que realmente nos interesaba. Cuando ya me di cuenta, Aless me miraba a la cara después de haberse separado de mis labios, sonriendo como un auténtico tonto. Solté una risa al ver dicha sonrisa, porque realmente aumentaba su encanto el simple hecho de ver aquella sonrisa italiana en sus labios.

-Hahaha, ¿qué pasa?.-Murmuraba el rubiales mientras me miraba y ladeaba el rostro con curiosidad en su mirada. Yo negué con la cabeza de forma suave mientras suspiraba y dirigía mi mirada a otro lado, a mi alrededor, pero con una sonrisa en mis labios igual o peor que la que tenía el italiano antes.

-Nada, simplemente estoy contenta. Me alegra haber venido aquí contigo y eso que al principio no me parecía tan buena idea…-Susurré más para mí que para mi propia pareja. Si, sonaba extraño que dijera pareja, pero era como consideraba ahora a Aless. No mentía después de todo. Unos segundos después, el italiano me estaba pasando el brazo por los hombros para atraerme a él y susurrarme algo en el oído. Seguramente me diría cosas ñoñas y súper bonitas como suele hacer siempre en ocasiones así; los italianos son conocidos por ganarte mucho a través del oído ¿no? Me preparaba para lo que iba a decirme y reírme después.

-No te enfades…pero Lydia está al final de la plazoleta.-Mis ojos se ampliaron totalmente sin poder respirar por unos segundos al escuchar aquello. ¿Qué coño hacía esa estúpida allí? Como quisiera, seguramente se acercaría a nosotros para poder jodernos la cita totalmente…

Y cosa que pensaba, cosa que ocurría, porque por el rabillo del ojo pude percatarme de que alguien se acercaba a nosotros. Para mi desastre, no fue Lydia.

Fue David.

¿Me había mirado un tuerto, o qué? Suspiré y me giré para encontrarme con el rostro de David, que aparentemente estaba normal, pero sabía perfectamente que no le agradaba verme con Aless ni mucho menos. Sonreír de forma falsa, sin ver aún el rostro del italiano ante aquel “fortuito” encuentro.-Hola David, ¿qué haces aquí?.-Le miraba a los ojos, notándose que estaba levemente cabreada. Pero él parecía ignorar totalmente mi enfado, además de que no dejaba de apartar su mirada de quien era ahora mi pareja: se notaba y se podía leer perfectamente lo que estaba pasando por su mente en esos momentos.

-Pues estaba dándome una vuelta, quería refrescarme un poco y comerme alguna hamburguesa de aquí. Parece mentira que no lo sepas, cuando era lo que más hacíamos cuando estábamos juntos.-Murmuró sonriendo amablemente mientras mi cara se fruncía mucho más. ¿De qué iba? ¿Estaba intentando hacer sentirse incómodo a Aless? Le miré de reojo y me sonrió ampliamente mientras pasaba su brazo por mi cintura para pegarme a él; unos segundos después miró a David y, con aquella sorna en su sonrisa, le respondió.

-Bueno, pero ahora con quien está es conmigo y eso pertenece al pasado, David, por lo que te pediría amablemente de que te fueras, ya que haces sentir incómoda a mí novia.-Así de claro y así de cortante se presentó el italiano, que sonreía como si nada, pero se podía cortar la tensión con un cuchillo y unas tijeras también. A mi me encantó su respuesta y dejó a David bastante tirado. Con las mismas, asintió.

-No sabía que era tu pareja, Zoe, pero me alegra saberlo ahora. Vaya bien la velada muchachos.-Murmuraba con resignación a la vez que se alejaba de nosotros con bastante rapidez. Había sido un ¡zas, en toda la boca! Asombrada miré a Aless después de sus palabras.

-Increíble, has dejado tirado a David. Te mereces un premio.-Susurré acercándome a su rostro con una elevación de cejas sugerentes. Pero entonces, una vez me acerqué a él, le sonreí.-Te invito a otra hamburguesa.-La cara de Aless era de sorpresa, evidentemente, porque creía otra cosa. Pobrecito…

-Bueno, por ahora me conformaré con eso.-Mis ojos se elevaron levemente, porque la sorprendida ahora era yo. Por unos momentos nos habíamos olvidado de la presencia de Lydia en el otro extremo de la plazoleta, donde simplemente se había dignado a observarnos en silencio sin que nos diéramos cuenta ni mucho menos. Estábamos en nuestro pequeño mundo y nadie entraría en él ni lo interrumpiría mientras estuviera en mis manos.

Pero desgraciadamente…Lydia no tardó en estar acompañada de alguien que no nos esperaríamos ni mucho menos. Es más, aquella pareja podría afectarnos mucho más a lo que nuestro futuro se refería.


miércoles, 17 de julio de 2013

50-49 Sombras

Capítulo 16 "How deep is your love?"

Estaba nerviosa, ¿para qué mentir? El hecho de pensar en algo que ponerme para lo que iba a ser una cita entre Alessandro y yo pues me animaba bastante, me sentía como una adolescente, de esas de quince o dieciséis años, que se preparaba para salir con el chico que quería conocer durante tanto tiempo. Con la diferencia de unos cuatro o tres años, aproximadamente, porque los nervios estaban de igual manera. ¡Por dios, necesitaba ayuda con la ropa! Mi hermana apareció en mi rescate como un querido ángel, aconsejándome ponerme unos pantalones cortos vaqueros, con unas romanas marrones junto a un chaleco blanco caído por el hombro. Me encantaban esas cosas, pero además, me peinó para un lado, haciéndome un recogido. Sospechaba algo, el por qué me ponía tan pesada con qué ropas ponerme cuando solía ponerme cosas que conjuntasen y nada más, pero por alguna razón que desconocía…no me preguntó nada en absoluto. Algo muy raro viniendo de mi hermana Natalia.

Pero quitando aquellos pensamientos de mi cabeza, cogí un bolso que me regalaron las niñas de mi clase por mi cumpleaños, aquellas niñas que nos hacíamos conocer como las “xoxoloves” y que siempre estábamos de risas. ¡Qué buenos momentos pasé en el bachiller!

Ya estaba lista para mi cita.

Pero no era la única, porque cuando salí me encontré con un gran muchacho de ojos azules y cabellos dorados mirándome con una sorpresa en su cara. Llevaba unos pantalones vaqueros que le sentaban muy bien, junto a una camisa sencilla de color azul: sus zapatos me gustaban mucho, eran unas especies de deportivas para salir de color negras.

Entonces le sonreiría de forma tranquila, mirándole a la cara con una ceja arqueada.-¿Qué te pasa, señor pitufo?.-Le decía con serenidad mientras mis ojos no podían evitar darle un repaso a todo el conjunto en sí. Éste empezó a reírse.

-Vaya, la guerrera está preciosa vestida de principessa, ¿a dónde va en esta noche tan encantadora?.-Me decía, fingiendo claramente por si alguna que otra cotilla tras la puerta de mi casa se dignaba a espiarme demasiado. Aunque dudaba que mi hermana fuese tan tonta como para no darse cuenta de la química que teníamos tanto Aless como yo solo con vernos.

-Pues he quedado con alguien, ¿le parece bien?.-Mientras me sonreía, ladeó el rostro con una mano sobre su propia cintura.

-Ningún problema en ello, que disfrute mucho principessa.-Mirándome con aquel brillo travieso en sus ojos me dio la espalda y bajó las escaleras; yo no tardé en hacer lo mismo y cuando estaba ya saliendo del portal, recibí un jalón desde mi cintura, que me llevaba a la parte de atrás de la columna. Era Aless.

-¿Hay que seguir haciendo el papel delante de tu puerta, Zoe?.-Arqueaba una ceja interesado en mi respuesta, por lo que simplemente me encogí de hombros.

-Por si acaso, ¿vale? Prometo que esto no durará eternamente ni mucho menos…-Me interrumpió besándome en los labios con ternura, luego se separó de mi rostro para guiñarme un ojo sonriendo pícaramente.

-Lo he captado, principessa guerrera, vámonos a por esas hamburguesas en la “Plaza de las santas”.-Solté una risa y tiré de su mano para salir corriendo del portal mientras me seguía riendo.

-¡Es “Plaza de las monjas”, italiano pitufín!.-Mis risas adornaban toda la calle por donde pasábamos, incluso los transeúntes se nos quedaban mirando por cada lugar que íbamos; pero es que la sonrisa de aquel chico rubio que estaba siendo tirado por una loca española como yo era más que increíble, es más, era más que encantadora.

Una vez estábamos cerca del centro, caminábamos por el lugar mirando a nuestro alrededor, yo sobre todo a la gente que estaba por allí: y era normal teniendo en cuenta la cantidad de gente por el calor inmensa que estaba haciendo, aún después de que hubiese oscurecido. Cuando giré mi rostro, me encontré a Aless mirándome de reojo, algo que me sorprendió y sacó una sonrisa enseguida.-¿Qué pasa?.-Le preguntaba mientras seguíamos andando.

Acercándose a mi oído me susurró algo.-Que estoy esperando el momento que me digas que ya no es secreto lo nuestro para poder cogerte de la mano.-Aquellas palabras me hicieron sonrojarme, ¿tan importante era para él, que quería tomarme ya de la mano? Miré al frente pensando un poco sobre aquellas palabras que acababa de escuchar, quizás no era tan malo que se dijera, quitando los pensamientos futuros que mis padres pudieran mencionarme en cualquier momento. Suspiré, para darme cuenta de que ya estábamos en la plaza a la que quería ir: no tardé en visualizar uno de los kioskos que vendían aquellas maravillosas hamburguesas. Tirando de Alessandro, acabamos en una pequeña cola, pero antes de que pudiera el italiano decir nada, pedí yo las hamburguesas. Aquel rubiales debía probar unas buenas hamburguesas de verdad.

Una vez nos las dieron, le di la suya a mi acompañante, sonriendo y esperando que la probase.-¿Por qué las has comprado tú? Dije que te invitaría yo, principessa.-Murmuró para darle un bocado a dicho alimento: sus ojos se abrieron y en sus labios se dibujó otra sonrisa igual que la mía al probar mi propia hamburguesa.-¡Deliciosa!.-Comentaba mientras nos sentábamos en uno de los bordes de la fuente principal de la plaza, con el agua de la misma por detrás.

-Te lo dije.-Canturreaba mientras me seguía comiendo mi hamburguesa.-He pagado yo la primera ronda porque sé que querrás comerte otra.-Cuando dije aquello el rubiales se sorprendió, como si realmente le hubiese leído la mente.

-Touché.-Me diría para luego mirarme algo curioso, acercándose a mi rostro y soltar una risa mientras notaba la suavidad de uno de sus dedos recorrerme la parte superior del labio.-Una principessa debe ser más limpia, no dejarse restos de tomate en los labios.-Mirándome a los ojos, se quedó así durante unos segundos mientras de fondo se escuchaba una canción bastante versionada por años. Se fue a separar, pero mis manos fueron más rápidas y se dirigieron a ambas mejillas ajenas, para atraerlo a mí y darle un gran beso delante de toda persona que estuviera cerca de nosotros. 

A la mierda los secretos y ocultarse.


Pero no me daría cuenta que una de esas miradas hacia nosotros podrían ser más que nocivas para nuestra relación.


domingo, 14 de julio de 2013

50-49 Sombras

Capítulo 15 "We found love"

Mis ojos estaban como los platos de la vajilla de mi abuela: blancos y grandes. ¡Dios, qué vergüenza estaba pasando en el momento en que vi entrar por la puerta a Andreas! A saber qué estaría pensando nada más me vio a mi besándome con quien era su compañero de piso. Una de dos: o que se lo esperaba…o es que simplemente le daba igual. No es que la presencia de Andreas me incomodara del todo, que también, pero él había descubierto un secreto que momentos atrás le pedí a Aless que se mantuviera.

-Emm…Andreas verás, esto…-Murmuraba cuando éste levantó una mano  e hizo un gesto para que me tranquilizara mientras se dibujaba una sonrisa en su rostro: pronto escucharía risas a mi espalda. Era Alessandro riéndose mientras miraba a su compañero, el cual soltó una risa de la misma intensidad.

-No te preocupes Zoe, es algo que no me termina de sorprender, aunque si me asusté al verme a una parejita besándose en la entrada de mi casa. Por un momento creí que era Aless con otra chica.-Soltó otra risa, pero eso a mi no me hizo tanta gracia como a ellos. Miré de reojo al italiano rubio y fruncí el ceño levemente.

-¿Otra chica?.-Decía sin querer empezar a cabrearme, porque pensaba que ahora si tenía motivos para hacerlo, teniendo en cuenta que ahora si éramos “novios”. Éste me sonrió ampliamente y me susurró al oído palabras para calmarme.

-Tranquila, que la única chica que ha estado en mi piso besándose conmigo es una estupenda vecina que vive al lado. ¿La conoces? Pues no te acerques mucho…porque es una guerrera con apariencia de principessa.-No pude evitar soltar una risa, pero cuando iba a contestar de nuevo, un carraspeo por parte de Andreas nos hizo devolvernos a ambos a la realidad. Otra vez, qué vergüenza.

-Tortolitos, si tantas ganas os tenéis, largaos a un hotel anda. Que uno tiene que seguir estudiando y siendo un tonto *candeliere como que no, gracias. Pero enhorabuena por lo vuestro, ¡menos mal! Estabais tardando mucho.-Comentó el moreno de ojos verdes mientras terminaba de entrar en el comedor y dejar sus cosas sobre la mesa central que había allí. Mis ojos se voltearon levemente hacia Aless que miraba a su compañero riéndose pero negando levemente con la cabeza.

-¿En qué piensas?.-Susurré a Aless, cuando éste me miró con aquellos ojos azules, me susurró de igual manera.

-En lo guapa y sexy que estarías con un picardías que vi los otros días por la tele.-Mis ojos se ampliaron totalmente y me puse muy roja. Me volvió a mirar de reojo y empezar a reírse en toda mi cara: típico del gracioso italiano de pacotilla.-Que es broma, mujer. Solo pensaba el sitio donde podíamos ir esta noche a celebrarlo.-Me decía mientras se quedaba pensativo. Yo no tardé en responderle aquello y darle una solución fácil.

-Dejaré que me invites a una hamburguesa. Y a unas patatas, y a una coca-cola…-Solté una risa, negando después para encogerme de hombros.-Con que me invites a una hamburguesa de “La plaza de las monjas” me es más que suficiente.-Murmuré acercándome a la puerta.-Por cierto, debo irme ya a casa o empezarán las preguntas. Me hablas por el móvil, ¿vale?.-Cuando me giré me encontré con los labios de Aless besándome a la vez que me abrazaba por la cintura; no tardó en separarse.

-Me gusta el plan, pero dices que quieres mantener nuestra relación en secreto, a pesar de querer ir a cenar conmigo a la calle. ¿Y si nos ven? Se iría todo a la mierda.-Sonreiría como siempre lo hacía.

-Bueno, pues mala suerte.-Solté una risa y abrí la puerta para salir de allí, guiñando un ojo a Aless antes de cerrarle la puerta en la cara: con una sonrisa de oreja a oreja, acabé entrando en casa, donde solo sabía que estaba mi hermana por ahora.


Una buena cena se estaba acercando y sobre todo, una cena con alguien con quien estaba empezando a salir. 

Deseaba que todo saliera bien sin imprevistos, ahora que había encontrado amor en un lugar sin esperanzas...

*Candeliere: sujeta-velas.
*La plaza de las monjas: plaza central de Huelva conocida por sus buenas hamburguesas.


lunes, 8 de julio de 2013

50-49 Sombras

Capítulo 14 "Good time"

¿Qué me estaba pasando? Miraba los ojos de Aless y simplemente quería parar el tiempo, que nada ni nadie nos interrumpiera en aquel momento tan íntimo que estábamos teniendo. Me seguía abrazando, con una gran sonrisa en su rostro, esa sonrisa que a veces se transformaba en un gesto triste, disgustado o, como estaba ahora, de relajación. Después de mucho tiempo había pensado en lo que me pasaba las primeras veces que lo conocí en persona: había algo en él que me resultaba levemente familiar, pero teniendo en cuenta de dónde venía, era imposible. Suspiré y le solté aquellas palabras que solo provocaron que me levantara en vuelos y me diera vueltas sujetándome de la cintura.-¡P-Para Aless!.-Decía riéndome sin entender por qué reaccionaba tan efusivamente. Aunque teniendo en cuenta que acababa de aceptar salir con él…

-¡No puedo! ¡No sabes el tiempo que esperaba recibir una respuesta como esa, Zoe!.-Paró y me miró sonriendo y pegando su frente junto a la mía, cerrando los ojos después y riéndose por lo que acababa de hacer.

-Vale, vale, lo entiendo, sé que soy un buen partido, pero no hace falta que exageres.-Decía con sorna, riéndose de igual manera mientras fingía que no me importaba el hecho de empezar a salir con él.

-Uh, ¿ahora la principessa se va a poner prepotente? Pues yo puedo serlo mucho más…-Se acercó a mi sonriendo maliciosamente, pero entonces en el portal se escuchó la puerta del mismo, además de murmullo. Me quedé mirando las escaleras esperando que no se tratara de nadie de mi casa, que por cierto no sabía dónde estaban todos, y que solo fuese un vecino más. Por otro lado, Aless se había acercado a mi oreja a decirme algo cuando la voz de una chica me llamó la atención a mí y a él.

-¡Hola Aless!.-Decía mi hermana con bastante energía sin darse cuenta que estaba allí hasta que bajó la mirada y empezó a reírse.-Oh, ¿qué pasa Zoe? ¿Qué haces en el portal?.-Decía la chica con tranquilidad mientras yo me ponía roja cual tomate maduro, además de apartar la mirada a lo primero que se me ocurriera: las llaves.

-Es que la puerta no se me abría y decidí avisar a Aless para que me ayudara.-Mi compinche asintió sonriendo naturalmente, separándose de mí y quitando las manos de mi cintura disimuladamente.

-Si, la bambina tenía problema con la puerta y le di un empujoncito.-Lo miré arqueando una ceja hasta que luego solté una risa.-Además me comentaba que quería aprender la lengua italiana, ¿no es así, Zoe?.-Me miró alzando las cejas unas cuantas veces. Me puse más roja aún, por lo que, cuando me giré para ponerme de frente a mi hermana, le pisé un pie. Éste reaccionó enseguida pegando una cojetada. Sonriendo maliciosa dirigí mi mirada a mi hermana que estaba babeando por Aless. ¿Debería ponerme celosa?

-Si, bueno, Natalia sabe que me encanta el italiano.-Ella empezó a reírse.-A ella le gustan los italianos.-Natalia puso una cara bastante graciosa porque estaba igual de roja que yo hace unos momentos, uh, se avergonzaba delante de su vecino, ¡qué graciosa!

-Podrías callarte un poco, guapa.-Me miraba sonriendo  pero notando que claramente estaba molesta con aquel detalle delante de su querido vecino.

-Bueno, debo marcharme, nos vemos señoritas.-Decía el rubio de ojos azules despidiéndose, haciendo el amago de entrar en la casa. Como esperaba, Natalia entró a rempujones míos porque dejaba la cara pegada a la puerta hasta que el italiano entrase en su casa; cuando Natalia ya entró totalmente, sentí un tirón de mi muñeca que me echaba hacia atrás. Cuando giré el rostro era Aless que sonreía ampliamente riéndose un poco por la actitud de mi hermana y por la broma de hacerla creer que entraba en su casa. Aunque yo también me lo creí por unos segundos.

Me hizo señas para que cerrara la puerta, cuando lo hice tiró de mí totalmente y me metió en su casa, dejando la puerta cerrada tras él.-Vaya, tu hermana ha venido en el peor momento.-Decía riéndose mientras me miraba: en esos momentos me acerqué a él y le tiré de la oreja.

-Con que aprender la lengua italiana, ¿eh?.-Le decía, aunque parecía una madre que estaba regañando a su hijo por haber hecho una trastada.

-¡Ay, ay! Sí, quise aprovecharme de la situación y de que tu hermana no me quitaba los ojos de encima.-Me guiñó un ojo, lo que provocó que me sonrojara, además de decir que le solté la oreja sin darme cuenta.

-¡Qué cara tienes!.-Le dije riéndome y mirándolo a los ojos. Cuando me di cuenta miré a mí alrededor: era la casa de Aless, no había entrado, aunque tenía la misma distribución que mi casa: los colores eran distintos, había paredes blancas con muebles azules, vamos, que la casa parecía veraniega total. Al girarme me encontré con el rostro de Aless mirándome con una sonrisa tranquila, apoyado en la pared con los brazos cruzados.

-¿Te gusta?.-Sonreí y asentí para luego suspirar, porque tenía varias cosas que aclararle sobre el hecho de estar empezando a salir con él.

-Querría comentarte algo respecto a lo que…somos ahora.-Le decía, él me miraba esperando cualquier cosa, pero manteniendo aquella sonrisa en el rostro.-Bien, por ahora querría que se mantuviera en secreto porque a mis padres no les hace mucha gracia que nada más mudarse alguien al lado mía, en poco más de un mes haya empezado a salir con él. ¿Entiendes?.-Él asentía mientras soltaba una risa por la cara que ponía: de nuevo estaba roja.

-Por ahora todo en secreto. Vale. Y después de todos los secretos, ¿podremos salir esta noche? Siempre es un buen momento para hacerlo, ¿no?-Decía sonriendo para acercarse de nuevo a mí y plantarme un beso. Le correspondí, pero cuando todo estaba aclarado, la puerta se abrió.

No sabía qué cara estaba más roja, si la mia…o la de Andreas al vernos tan acaramelados.


Secreto a la mierda.


sábado, 6 de julio de 2013

50-49 Sombras

Capítulo 13 "Vuelvo a verte"


Mis ojos comenzaron a llenarse de lágrimas: recordar aquellos momentos con quien era ahora mi ex novio era demasiado doloroso, y más porque estaba completamente segura que si seguía insistiéndome, acabaría rindiéndome y podrían ocurrir dos cosas: que realmente acabara con él de nuevo o lo separara de mí para siempre. ¿Cómo podía ocurrirme eso después de todo el tiempo que pasó? ¿Acaso mi corazón seguía queriéndolo como el primer día? Me había ido a la cama, dándome cuenta que esa canción la tenía en el reproductor; antes le daría las buenas noches a mi hermana. Y allí estaba, en la cama acostada de lado, mirando la pared y pensando qué podría hacer, porque estaba claro totalmente que David me estaba enviando mensajes subliminales a través de la canción…

Sin darme cuenta me acabé durmiendo en la cama con el mp3 encendido, pero cuando me levanté a la mañana siguiente éste pequeño aparatito estaba apagado, era normal ya que la batería no duraba eternamente. Bostezando y levantándome, quedándome sentada en el borde de la cama, miré mi habitación y los rayos del sol pasar por la ventana como si me estuvieran dando los buenos días ellos mismos. Entonces a mi mente vendrían de nuevo esos recuerdos de la noche anterior: los bailes, el encuentro con Aless después de intentar localizarlo por horas, una danza entre los dos, sus palabras…

Y recordé también que no hubo respuesta por mi parte a aquella pregunta que me hizo. Desgraciadamente hubo un incendio y por la gran cantidad de gente, acabé cayéndome al suelo y desmayándome de igual manera. Pero quien me rescató fue nada más y nada menos que alguien que yo tenía ya por perdido. Suspirando, me dediqué a ir al baño, lavarme la cara y ponerme a desayunar, porque debía buscar a Aless para explicarle todo lo ocurrido. Debía saberlo, porque él estaba a punto de recibir una respuesta a la pregunta de la discoteca, pero por alguna extraña razón tenía la sensación de que se imaginaba que David no era solo un amigo mío. Una vez desayunada, después de haberme comido un par de tostadas con mermelada de fresa y un batido de vainilla, fui a mi cuarto, pero antes comprobaría que no había nadie en casa. ¿Dónde estaban todos…?

Mientras me vestía, le envié un mensaje a Aless para que, cuando estuviera despierto, me avisara y viniera a mi casa para explicarle todo mejor. Me coloqué unos pantalones cortos, una camisa de tirantas y unas chanclas. Sonó el timbre: bien, ya estaba allí. Debía respirar hondo, relajarme y tener la mente clara. David solo era mi ex pareja. Me acerqué y cuando abrí la puerta me encontré con un moreno. Pero no era un moreno de ojos azules. Fueron mis ojos los que se abrieron completamente al verme a quien estaba allí: David.

-¿Qué haces aquí?.-Dije frunciendo el ceño, sin cortarme en decirle aquellas palabras tan cortantes.

-Quería hablar contigo de lo que pasó anoche y…recibir una respuesta de ello.-Me miraba con un brillo en sus ojos, como si fuera de color verde esperanza. Pero realmente no sabía qué podría responderle cuando mis sentimientos estaba liados como los cascos de cualquier reproductor de música. De esos cascos que crees que guardándolos bien y sabiendo que están perfectamente enlazados…acaban enredándose en un bolsillo o en el lugar guardado. Así estaban mis sentimientos y mi corazón.

-David, necesito tiempo, no quiero que me atosigues o entonces sí que no podré darte una respuesta clara.-Bajé mi mirada al suelo, viendo los zapatos ajenos. Pero si ya no tenía suficiente con la presencia inesperada de David allí, mi teléfono móvil sonó: era un toque. Eso quería decir que Aless iba a ir a mi casa a hablar conmigo. Mierda.

-Pero Zoe…-Mi mejilla captó la mano de David tocándomela, mis ojos se elevaron y fijaron en los de él. No por favor, otra vez aquella sensación no…

-Supongo que para esto me has citado aquí, para dejarme todo claro.-Soltó una voz que no supe de quien era hasta que mis ojos se desviaron a la figura ajena que tenía a mi lado. Alessandro.

-¿Y tú quién eres?.-Soltó David de repente, pero tiré de su brazo mirándole mal.

-Es mi vecino, estuvo conmigo anoche junto a Luna y su compañero de piso.-David sonrió de lado y le miró, pero no de muy buena manera a decir verdad.

-Ah, vale. Encantado, pero ¿a qué vienes? Porque Zoe y yo tenemos que hablar de cosas importantes.-Arqueaba una ceja, pero yo sin pensármelo más le respondí a David con frialdad en mis palabras.

-No, David, con quien tenía que hablar era con él.-Señalé a Aless, que mostró una sonrisa en el rostro cuando salí en su defensa: estaba percatándose de lo que pasaba.-Así que, por favor, vuelve en otro momento.-Después de decir aquellas palabras el rostro del moreno que tenía delante de mí se volvió oscuro, sus cejas se fruncieron.

-¿Estás saliendo con él, Zoe? No me cuadra que salgas a la defensa por alguien. Solo lo hacías con alguien y ese alguien soy yo.-Dijo, pero yo le miré bastante molesta, alejándome de él.

-Tú lo has dicho, es lo que solía hacer, pero ahora ya no salgo en tu defensa. Porque a ese alguien que solía defender siempre, me abandonó. ¿Querías una respuesta, David? Pues aquí la tienes: no voy a volver contigo.-No sé qué demonios me estaba pasando, pero esas penas que sentía por la noche se estaban borrando estando al lado del italiano. ¿Era como una brisa nueva para mí? Tenía las ideas mucho más claras gracias y solo, a su presencia.

-Pero…-Levanté la mano para que parase de hablar porque no quería escucharle más. Aless se mantenía a un lado sin decir absolutamente nada, hasta que suspiró. David nos miró a ambos y acabó yéndose sin decir tampoco nada, indignado sin entender. Una vez su silueta había desaparecido totalmente de mi vista y la de Aless, éste sería quien me miraría con la mirada completamente abierta, viéndose aquellos grandes ojos azules. Me sonrojé y miré a otro lado, ¿acaso no estaba acostumbrado a esa actitud?

-¿Qué pasa?.-No le miraba, porque me imaginaba la cara que tenía de verme echarle cojones a alguien que era parte de mi pasado y que creía que haría que volviese con él. Estaba segura que si no llegaba a estar Aless allí, ahora mismo sería de nuevo pareja de David.

-Vas a tener razón, no eres una principessa…eres toda una guerrera.-Me dijo acercándose a mí para sonreírme encantadoramente, alzando su mano para que nuestras miradas se encontrasen de nuevo.-Sinceramente…no sé qué habría pasado si hubieses vuelto con él…-Se notó inseguridad en su mirada nada más percatarme de ello. Estaba harta de inseguridades, harta de acabar siempre herida: me tocaba disfrutar.

-Pues esta guerrera no va a volver con él.-Elevé ambas manos para sujetarle de la nuca y atraerlo a mí para ser yo quien le daba un beso en los labios, cerrando los ojos y que notase que podía estar seguro. Él me abrazó por la cintura y estuvimos besándonos durante unos minutos, hasta que me separé, rozando aún con mis labios los ajenos.-Pitufo…-Murmuré mirándole a los ojos, éste me devolvió una sonrisa cálida, cariñosa y sobre todo sincera.

-Entonces…¿esta pequeña principessa guerrillera quiere estar con un pitufo como yo?.-Me decía mirándome a los ojos mientras me acariciaba la mejilla con el dorso de la mano.

-Si.-En esos momentos no me sentí más tranquila conmigo misma desde hacía muchos días.


miércoles, 3 de julio de 2013

50-49 Sombras

Capítulo 12 "Please, remember"

¿Qué había sido todo eso…? ¿Por qué estaba David sujetándome la cabeza? O mejor…¿no se había ido al norte a seguir sus estudios?...

Mi cara estaba totalmente sorprendida al verle, pero más al oír aquellas palabras que por alguna casualidad, todo el mundo oyó. Incluido Aless. ¿Por qué tenía que pasarme aquello justamente cuando creía que todo iba a salir bien? Levanté mi cabeza de las rodillas de aquel chico para no tardar en quedarme sentada mirando a todos, sonriendo falsamente.-Estoy bien chicos.-Mentira, no lo estaba ni mucho menos. Porque ver a David allí provocó que mi corazón diese un vuelco bastante considerable; tenía ganas de quedarme sola, completamente sola, para amueblar todo la información que estaba recibiendo. Suspirando me levanté y mis ojos se encontraron con los de aquel italiano rubio.

Su rostro lo decía todo: decía que no le gustaba en absoluto la presencia de David allí y menos aún…el cómo éste me había tratado y salvado de aquella desastrosa situación.-¿Quieres irte a casa, Zoe?.-Me dijo Luna mirándome preocupada, tanto a mí como a los dos chicos que tenía más cerca: Alessandro y David. Me conocía y sabía lo que estaba pasando por mi mente: es como esa situación en la que el Titanic comenzó a hundirse por minutos y todos lo sabían, sabían que iban a morir. Asentí con la cabeza. Quería irme. Rápido.

No me di cuenta, pero Aless fue a decir algo cuando de repente la voz de David resonó antes.-¿Puedo llevarte yo?.-Me dijo el moreno mirándome, entonces mis ojos se posaron sobre él y por un momento mi mente me decía que le dijera que no, pero mi curiosidad y la oportunidad de hablar sobre aquella aparición era más que evidente.-Si, por favor…-Dije sin querer mirar a Aless. Podía estar pareciendo una asquerosa, una chica que se va con el primero que se encontraba, pero después se lo explicaría a él con más tranquilidad…

-Vale, entonces vamos.-Me tendió la mano. Mi mirada se posó primero en Andreas, que solo me miraba preocupado. Los rostros de Aless y Luna eran menos agradables. Luna me miraba con indignación: Aless ni pude comprobarlo totalmente porque se giró para hablarle a su compañero de piso.-En ese caso yo me voy ya, Andreas, luego nos vemos.-Diría para girarse unos segundos, mirarme bastante molesto y sentenciar la conversación. -Buenas noches.-Diría para comenzar a caminar y alejarse del grupo donde yo estaba. Me levanté rápidamente para impedir que se fuera, pero David me tomó de la mano.

-Vamos, en menos que canta un gallo estarás en tu casa.-Me sonreía ampliamente, como si realmente estuviera alegre de verme. Pero yo solo estaba desconcertada.

-¿Quieres que te acerque a casa, Luna?.-Diría Andreas a la rubia, algo que me causó gracia, porque mi amiga del alma empezó a sonreír tímidamente. Espera, ¿Luna tímida…? Eso prometía.

Pero mi sonrisa se vio borrada por mirar a David de nuevo, para acompañarle hacia su coche, el cual tenía la intención de llevarme a casa. Cuando me senté en el coche y David se disponía a encender el coche, hablé o sino reventaría.-¿Qué haces aquí?.-Dije secamente, mirando por la ventana, porque sabía que si le hablaba mirándole a la cara no podría evitar que mis lágrimas se derramaran lentamente por las mejillas.

-Hice de nuevo el traslado, terminé la carrera Zoe.-Me miraba, a pesar de que yo no hiciera lo mismo.-¿Por qué no me miras?.-Seguía insistiendo, buscando mi mirada.

-¿Por qué has decidido venir de nuevo a Huelva? ¿Qué se te ha perdido aquí, cuando en Barcelona estabas tan bien?.-Le dije frunciendo el ceño: la historia entre David y yo…era larga de contar, pero resumiendo fue mi pareja durante un año y medio y el mismo día que íbamos a cumplir los dos años, decidió irse a Barcelona a estudiar. Sin decirme absolutamente nada, simplemente cogió sus maletas y se fue: a las semanas me enteré que me había dejado más tirada que una colilla, hablando claro. Y cuando creía que por fin lo había olvidado y empezaba a rehacer mi vida con un tonteo muy especial…volvió a aparecer.

-Lo que se me perdió lo encontré de nuevo en el suelo de una discoteca a punto de desmayarse.-Al escuchar eso giré el rostro y mis ojos captaron aquellos ojos que tan encima de mí estaban. Fruncí el ceño y suspiré: ahogaba las lágrimas que tanto deseaban salir. ¿Qué me afectaba más? ¿El saber que estaba en Huelva de nuevo o saber que estaba allí…por mi?

Me llevé las manos a la cara, porque mis ojos no aguantaban más: empecé a llorar desconsoladamente.-¿Por qué me haces esto?.-Lloraba y lloraba, sin dejar que él me viera con el rostro enrojecido y además, con mis mocos asomándose por todo lo que estaba llorando. Era una llorona con todas las letras.

-Quiero que lo volvamos a intentar, Zoe. No he podido dejar de pensar todos los días lo que me arrepiento de haberte dejado abandonada en Huelva para irme a Barcelona. Lo siento mucho Zoe, por favor perdóname…-Extendía su mano para acariciarme el cabello suavemente. Como siempre hacía cada vez que me ponía así de llorosa. Que parase…por favor no quería volver a recordar.

-Llévame a casa, estoy cansada.-Decía sin responderle a lo que me decía, no quería oír absolutamente nada. Me limpié las lágrimas y miré por el cristal, notando cómo comenzábamos a movernos en el coche. No hubo palabras en todo el camino. Y lo agradecía porque mi cabeza estaba a punto de estallar. ¿Qué pasaba con Aless? Me decía una pequeña voz que se llamaba Conciencia. Solo quería llegar a mi casa y tirarme en la cama para descansar de todo lo ocurrido: al siguiente día hablaría con Alessandro sin pensármelo un minuto. En el camino me percataría de algo, miraba de reojo a David notando que tarareaba algo, una canción que me era muy familiar. No sabía cual era…en fin, dejaría aquel tema a un lado para esperar llegar a mi casa.

Y llegamos, cuando paramos al lado de mi casa me bajé de éste sin esperar a que David me dijera nada, hasta que soltó algo.-¿Puedo venir mañana a verte?.-Me dijo. Suspiré y miré al cielo oscuro.

-Estoy muy cansada, David, mañana hablamos. Te llamaré para solucionarlo.-Dije para llegar a casa y encontrarme a mi hermana tumbada en el sofá con los cascos puestos y mientras se entretenía en hacer crucigramas. No me dije mucho, solo la saludé con una sonrisa para irme al baño y cambiarme.

Una vez me cambié, fui al saló y me senté en el sillón suspirando y pensando qué haría. Me metí en Twitter y como esperaba, había un mensaje directo de Aless.

@AlessItalBlue
->¿Has llegado bien?

@ZoeSonrisaMusical
->Si, estoy cansada, mañana quiero hablar contigo.

Me respondió enseguida.

@AlessItalBlue
->Vale, buenas noches principessa.

Ahí estaba ese querido humor del italiano. Lo agradecía, no hacía preguntas sobre David ni mucho menos. Ya se lo contaría todo. Pero cuando creía que todo iba bien, escuché a mi hermana cantar una canción. La misma que la que tarareaba David. De Lean Rimes.

Mis ojos se ampliaron y busqué por mi teléfono la traducción. Dios…¿qué me estaba intentando decir…?


Por favor…recuerda…


lunes, 1 de julio de 2013

50-49 Sombras

Capítulo 11 "Take on me"

Miraba a aquel chico totalmente sorprendida de lo que acababa de escuchar, causante de los nervios que ahora estaba sintiendo por unas simples palabras saliendo de la boca de un estúpido italiano de pacotilla que conocía de mucho menos de un mes. O eso es lo que estaba creyendo en todo momento. ¿Algo en especial con aquellas palabras?¿Hubo respuesta? Pues, cuando mis nervios se veían reflejados en mi rostro como si de un dibujo se tratara, miré a Alessandro a los ojos, sonriendo tímidamente dispuesta a responderle. A pesar de los malentendidos que habían existido entre nosotros, estaba completamente segura que quería seguir conociendo a ese chico fuera como fuera. ¿La única manera? Podría ser el hecho de salir con él y ver si podría llegar a ser alguien muy importante dentro de mi vida…

Y entonces, cuando fui a abrir mis labios para pronunciar unas palabras que tanto él como yo deseaba escuchar, algo ocurrió. La música se paró de repente, empezándose a oler a quemado dentro de la discoteca; cuando giré mi rostro me encontré con una gran humareda en una de las esquinas de la sala. Alguien habló por el micrófono.-Por favor, abandonen la sala enseguida, ha habido un corto circuito y se debe revisar todo, sentimos las molestias. Por favor salgan con cuidado y mantengan la calma.-Decía una voz masculina dando importancia al hecho de que se estaba produciendo un pequeño incendio dentro del lugar. Pero como estaba todo cerrado, querían asegurarse que nadie se quedara dentro y pudiera llegar a intoxicarse por el humo.

Entre los barullos, apareció Luna con más gente y me tiró de la mano, pero el problema no era ese, había varios: demasiada gente asustada, demasiada calor y sobre todo…perdí de vista totalmente a Aless, sin haberle podido responder aquella pregunta que tanto deseaba escuchar. Luna seguía tirando de mi mano, pero con tanta gente colapsando la puerta, no se podía salir. Para colmo, la gente comenzó a empujar desde mi espalda, provocando que una de las veces me tropezara con mi propio pie y cayera al suelo de rodillas.

Me agobié más aún por no respirar bien entre tanta gente acumulada y más sin que ellos mismos se dieran cuenta de que estaba caída en el suelo. Con los gritos, ni si quiera Luna podía oírme. Agobio, me entraba agobio: intentaba levantarme, pero siempre pasaba alguien que me empujaba de nuevo y me volvía a tirar al mismo. Intentaba respirar hondo para no entrar en pánico, pero es que los sitios cerrados y los lugares con demasiada gente agobiando de esa manera…provocaban lo contrario. 

Cuando creía que me llevaría allí un infierno y a punto de desmayarme del calor, alguien se agachó delante de mí y me cogió, literalmente, en brazos, sacándome del local pidiendo paso. No escuchaba bien su voz, pero sentía una…sensación muy familiar, por lo que me terminé relajando de tal manera que estuve dormida durante un buen rato.

Aire fresco, eso sentí y eso me despertó, además de una canción de A-Ha de fondo, pero cuando mis ojos se abrieron lentamente, me encontraba en un banco, con la cabeza apoyada en las piernas de alguien. Delante de mi estaba Luna que sonrió ampliamente al verme despierta.-¡Ay, dios! Zoe, ¿estás mejor?.-Me preguntaba preocupada, pero estaba bien solo de saber las piernas de quien tenía bajo mi cabeza. Andreas estaba al lado de Luna sonriendo también más relajado.

-¡Que casi me quedo sin vecina!.-Decía riéndose mucho más tranquilo. Entonces volvería a escuchar otra voz, por lo que sonreí ampliamente.

-Entonces…¿estás mejor, Zoe?.-Cuando mis ojos se dirigieron al dueño de dicha voz, se encontraron con los ojos azules de Alessandro…que venía con un vaso de agua para no tardar en colocarse al lado de Luna. ¿Por qué me llamaba...por mi nombre? 

Un momento…si Aless estaba allí…¿quién me aguantaba la cabeza? Mis ojos se ampliaron al notar que el rostro de Aless no era de mucha alegría, a pesar de verme despierta; éstos se elevaron e incliné la cabeza para encontrarme con otro rostro…

Un rostro que llevaba tiempo sin ver y que…no esperaba verlo nunca más.

-David…¿qué…?.-No daba crédito a lo que estaba viendo.

-No esperaba volver a verte en estas circunstancias, Zoe…pero aún así me alegra verte de nuevo.-Un moreno me sonreía amablemente mientras me acariciaba la frente. No sabía cómo reaccionar ni mucho menos. Ese chico había sido una parte importante de mi vida pero se marchó sin más dejándome completamente sola.


Ahora volvía…pero después de dejarme sola, se terminó convirtiendo…en mi ex pareja.


viernes, 28 de junio de 2013

50-49 Sombras

Capítulo 10 "Kiss me"

Piensa, piensa…¿Cómo localizar a un italiano rubio que se vino desde Madrid a Huelva solo por estudios? 

Un momento… Madrid.

Rafa.

¡Eso es! Cogí el móvil una vez entré en casa y llamé a Rafa para que me diera el móvil de Aless y así guardarlo. Descolgó enseguida.

-¡Rafa, soy Zoe!-Decía con energía, esperando que pudiera ir al grano cuanto antes.

-¡Hola, Zoe! ¿Qué tal estás guapetona?.-Me decía con esa alegría en su voz, pero no tenía tiempo que perder.

-Rafa, no tengo mucho tiempo, ¿podrías darme el móvil de Aless, por favor?.-Pedía con impaciencia, y éste empezó a reírse sin saber el por qué.

-¡Dios, estáis coordinados! Hace una semana y media fue Aless quien me llamó para pedirme tú número de móvil y ahora es al revés. Qué gracioso es todo…-Decía enrollándose un poco, como solía hacer siempre.

-¡Rafa!.-Le grité más impaciente de lo normal, notándose nervios en mi voz.

-¡Uy! Vale, ya voy.-Y después de aquello me dio el número de móvil del italiano.

Pero cuando llamé simplemente no me lo cogían: insistí muchas veces pero nada de nada. Estaba recibiendo lo que sintió él al llamarme y no ser recibida la llamada, no ser descolgada para poder resolver problemas o, como era en este caso, malentendidos.

Sentada en el mueble de la entrada miré la puerta, dándome cuenta que había perdido el interés de Aless en querer hablar conmigo. Un momento, mi móvil empezó a sonar, pero mis ilusiones se disiparon al ver que era Luna la que me llamaba.

-¡Tú! Ponte guapa esta noche que vamos a romper las pistas de las discotecas.-Decía muy animada la rubia al otro lado del teléfono.

-¡Vale, vale! Nos vemos esta noche en el centro y de ahí vamos a la discoteca. ¿Quién va más?.-Despejándome un poco de la preocupación sobre la conversación con Aless, Luna me comentaba que iban más compañeros de los exámenes de selectividad, algo que me alegraba mucho.  Pero el hecho de saber que uno de esos compañeros de selectividad iba detrás de mí no me terminaba de agradar porque claramente, iba a estar agobiándome toda la noche. Se lo encalomaría a alguien de allí y seguro que pasaba de mí, porque ese solo buscaba alguien a quien tirarse.

-Y no, no va Aless, tranquila.-Me comentaba Luna, como si quisiera tranquilizarme. Horas atrás habría funcionado, pero después de saber lo que sabía, era totalmente al contrario. Si, le había contado todo lo que pasó a Luna, era mi mejor amiga y me conocía más que nadie. ¿Cómo no contárselo?

Horas después ya estaba preparada para irme de fiesta con mis amigos y despejarme. Ya intentaría hablar con Aless al día siguiente, porque todo el tiempo que estuve en casa no escuché la puerta de mis vecinos ni abrirse ni cerrarse.

Mirándome al espejo visualicé a una morena de ojos marrones, pelo planchado y unos pantalones vaqueros junto a un chaleco que se me caía por el hombro, de color turquesa. Mis ojos llevaban eye-line, y mis labios un color rosado natural junto a la base de maquillaje normal. No solía pintarme tanto, pero un día era un día. Me di cuenta de la hora, por lo que cogí todo, incluído el bolso y me marché de allí en cuanto una de mis otras amigas me recogió en su coche. Esta chica se llamaba Lucía y había hecho la selectividad conmigo, era otra que pertenecía a mi círculo de buenas amigas. Charlamos durante un rato mientras ella conducía y en su coche se escuchaba la canción nueva de Cali y el Dandee. Qué casualidad, la que estaba escuchando en mi casa mientras me duchaba,  vaya…

Una vez llegamos al centro, me encontré con todos los demás, incluida Luna que iba guapísima como siempre: con un vestido blanco a modo de estilo griego, con un brazo desnudo y la ropa sujetada en el otro hombro. Hasta en la forma de vestir coincidíamos. Eso es que nos conocíamos muy bien. Le sonreí y me acerqué a ella.-¿Nos vamos o no? ¡Que tengo muchas ganas de bailar!.-Grité, animando a todos para irnos a las discotecas y quedar en una en especial. Se llamaba “Casablanca”. A pesar de todo me gustaba mucho y era espaciosa si se pillaba los sitios a tiempo.

Una vez entramos todos, visualicé una esquina que sería nuestra por toda la noche. Sonreiría, aunque mis ojos inconscientemente buscaban a Aless. ¿Qué pintaba Aless allí? Me tuve que quitar esas ideas de la cabeza para aceptar una copa a la que me invitó uno de los chicos del grupo. Adivinad.

Si, era el que comentaba que no me iba a dejar tranquila y empezaba queriendo emborracharme. Pero no le iba a funcionar, así que, a pesar de haber aceptado la copa, no le seguiría el rollo ni mucho menos. Me fui directamente con mis amigas a cantar y bailar con mucha diversión, con las voces de Rihanna, las bases de David Guetta o incluso a Will.i.am cantando con Justin Bieber.

En un momento de relajación, sentí que alguien me tomaba de la cintura y bailaba conmigo: cuando quise girarme me asusté pero luego me reí muchísimo.

¡Andreas!

 ¿Qué hacía allí? Pero sin decir nada nos pusimos a bailar riéndonos los dos tranquilamente, luego se acercó a mi oído. -Alessandro está aquí, he venido con él, por si te interesa.-Le miré sonriendo y asintiendo contenta. ¡Por fin! Aunque cuando quise darme cuenta, Luna estaba bailando con mi vecino. Joder, ¡qué rápida es la cabrona en pillar pareja de baile! Y yo, algo sedienta y curiosa de buscar al italiano, me fui a la barra a pedir otra bebida, pero esta vez pagado de mi bolsillo. Aunque no tardaría en dejar de estar sola…

-¿Bailas conmigo, Zoe?.-Cuando miré a aquella persona que me hizo la proposición, arqueé una ceja, porque era el pesado. Daba igual las maneras en las que le dijese que no quería nada con él, insistiría.

-No, gracias, voy a beber algo mejor y ando algo ocupada.-Decía como excusa para que se largase con otra y me dejara tranquila, porque tenía muchas cosas en las que pensar. Pero el muy estúpido me acercó a él por la cintura.

-Venga, un ratito.-Negué y me separé de él.

-No, te he dicho que no Manuel. Ahora déjame en paz, no te lo repetiré más. Te agradezco la copa, pero no quiero nada contigo.-Éste frunció el ceño y me volvió a abrazar, obligándome a pegarme a él.

-Vas a bailar conmigo, Zoe.-Puse los ojos en blanco y le fui a pegar una hostia en la cara que no lo iba a reconocer ni su madre, pero alguien lo tomó por detrás y lo separó de mi.

-Creo que Zoe ha dejado claro que no quiere bailar contigo, Manuel.-Mis ojos se ampliaron y me quedé patidifusa. Era Alessandro. Lo miré sorprendida.-Por cierto tío, me han dicho que ahí está la rubia que se quiere acostar contigo esta noche.-Decía como si lo conociera de toda la vida, dejándome más helada que los hielos de los cubatas. Aquel chico abrió los ojos y se acercó a una rubia que desde lejos me era algo familiar, pero no le di importancia porque ya estaba con Aless dispuesta a zanjar los malentendidos.

-Aless yo quiero…-Me cortó las palabras con la palma de la mano y se fue andando, alejándose de mí. Pero no lo dejaría, así que avancé y lo tomé del brazo.-¿Quieres escucharme?.-Le dije mirándole a los ojos con el ceño fruncido.-¿Por qué eres tan cabezota?.-Me miró y se acercó a mi oreja para susurrarme algo.

-¿Y por qué lo fuiste tú también?.-Diría para separarse de mi oreja y de mí completamente. Éste no sabía lo que era una andaluza cabreada, aunque la culpa fuera mía desde un principio por creer a Lydia y no a él. Pero era cabezota y no me rendiría.

-Porque Lydia me hizo creer algo que no era. Me hizo creer que se acostó contigo y que seguía siendo tu novia.-Éste abrió los ojos y suspiró, llevándose la mano a la frente, riéndose; mientras todo aquello ocurría, sonaban canciones de fondo. Una muy peculiar a decir verdad.

-No puedo creer que otra vez se haya metido en algo así…-No lo entendí, pero me gustó verle reírse, parecía que todo estaba volviendo a su normalidad. Luego me miró ladeando el rostro.-Y si tenías una buena forma de librarte de mí con ese malentendido, ¿por qué seguiste insistiendo en hablar conmigo?.-Esa pregunta me dejó sorprendida, tanto que me quedé sin habla. Era una buena pregunta…

¿Por qué? Estaba nerviosa solo de tener una mínima idea de la respuesta...pero parecía que era un libro abierto...

-Pues, porque…-Le miraba con duda y nervios, aunque lo más sorprendente fue que...no me dejaría responder, porque me abrazó por la cintura y me plantó un beso sin que me lo esperase. Espera, espera...¡Aless me estaba besando! Mis ojos se ampliaron y mi rostro, aunque no pudiera verse, estaba totalmente rojo por aquello. Me quedé muda. Luego de separarse me miró y susurró sobre mis labios sonriendo y viéndose aquel brillo en sus ojos.


-Ya lo has dicho todo. ¿Quieres...formar parte del mundo de un pitufo?

¡Dios! ¿Me pidió lo que yo creía que me estaba pidiendo?