Los árboles movían sus copas como si fueran al son de una
música inexistente, acompañados de las mariposas, esas grandes bailarinas
llenas de colores. Si se alzaba la mirada podías ser consciente de un cuadro en
vivo y del cual formabas parte. Si mirabas a tu alrededor, árboles, plantas con
colores diversos a la vez que extraños y, de vez en cuando, alguna que otra
mirada proveniente de los pequeños animales que acompañaban aquel paisaje con
armonía. Se podría decir que el propio viento te rodeaba e invitaba a bailar
junto a los animales en una danza sin fin. El sonido de los grillos, el de las
ramas romperse bajo tus pies, las pequeñas aves colocadas en lo alto de las
ramas. Todo era paz. Todo era tranquilidad. Aquella música inexistente podías
notar cómo te envolvía totalmente mientras comenzabas a sentir el estrés
desaparecer: si respirabas hondo, podrías oler el aroma de las flores, de los
pinos, ese aire puro cruzar tus pulmones como si de una corriente de brisa
fresca se tratase. Incluso podrías volar si quisieras…
Aunque para desgracia de muchos, esa tranquilidad no iría
más allá de tus pensamientos, pues cuando abres los ojos realmente lo que
encuentras son árboles quemados y destrozados, con aquellos nidos de ave bajo
éstos, aplastados. Aquellas flores que te hacían disfrutar de la vista y el
paisaje, estaban marchitas. Ahora el aire estaba contaminado por el humo, por
toxinas que no pertenecían a la naturaleza. Estaban creadas por manos humanas.
Los animales que te observaban tranquilos en la lejanía, ahora se hallaban
muertos a tu alrededor, con sus cuerpos descomponiéndose por cada segundo que
pasaba. Las mariposas ya no existían: eran devoradas por aves oscuras y negras,
aquellas aves que no representaban nada bueno.
Aunque corrieras, no escaparías de la realidad: los humanos
no debían intervenir en la naturaleza, no deberían romper la armonía de lo que
una vez fue bello. Si alzabas la mirada buscando un cielo azul, solo
encontrarías uno gris y cubierto por horrores. La luz no existía y poco a poco
una sombra comenzaba a envolverte totalmente, rodearte desde el suelo hasta que
simplemente lo único que escucharías antes de ser devorado, es un grito, un
llanto.
¿Has visto cuan doloroso puede ser algo como eso? Si te has
dado cuenta… es mejor que no intervengas en algo que no te incumbe.
Mejor… mantente al margen.
Después de todo, soy el amigo del bosque.
—Ivern, 'el amigo del Bosque', campeón de League of Legends.