domingo, 1 de junio de 2014

50-49 Sombras

Capítulo 25 “Al menos ahora"

Todo había acabado. Era momento de cambiar el camino que estaba siguiendo y coger un pequeño atajo que me librara prácticamente de todos los pensamientos de mi pasado. De todos los pensamientos que pudieran causarme más daño del que quisiera.

Y así lo hice.

Desde el día del hospital, no volví a ver más a Alessandro ni a Lydia. De alguna manera preferí que así fuera ya que “ojos que no ven, corazón que no siente”. O eso es lo que creía. Olvidando un poco aquel tema, me dispuse a salir de nuevo con David, quien parecía estar en una nube al haber escuchado una respuesta afirmativa por mi parte, yo debería estar de igual manera ya que era y fue mi primera pareja…entonces ¿por qué no estaba del todo alegre como él? Seguramente porque aquel italiano seguía dejando su huella de forma inconsciente, en mi corazón.

Saliendo de casa me encontré con Andreas en el portal, pero yo solo le miré para dirigirme a la puerta e irme, ya que había quedado con David para resolver unos asuntos en la universidad. ¿No os lo dije? Aprobé selectividad con nota y ya estaba en proceso de rellenar papeles para solicitar las plazas a las carreras que quería ingresar. ¿Cuál? Eso no lo sabía aún, pero era una meta que había cumplido en mi vida y estaba orgullosa de ello. Mis padres también lo estaban y…David también.

Andaba por la universidad con David a mi lado, él me sujetaba de la mano con mucha fuerza, como si no quisiera que me fuera nunca. Que yo supiera, no me iba a ir a ningún lado, no tenía que preocuparse de nada prácticamente. Levantando mi mirada me daba cuenta de aquel lugar: edificios, muchos bancos y árboles alrededor, en general, un sitio sencillo pero agradable. Sonreí de lado al ver a un grupo de chicas gritando de alegría, más aún, hablando entre ellas; en el momento que tanto David como yo pasamos a su lado, pude escuchar muchas palabras, pero sobre todo, que hablaban de un chico y lo “flipadas” que estaban con él. Vaya, pues si que las chicas universitarias eran curiosas, eran prácticamente iguales que las de bachiller o la eso. Solté una risa, y con ello, David se giró sonriendo.

-¿De qué te ríes?.-Sonreía mientras esperaba mi respuesta, yo en ese momento le sonreí de igual manera y negué con la mano.

-Nada importante, solo que me ha sorprendido la energía que tienen algunas personas en este sitio.-Sonriendo, miré al frente, notando un apretón en la mano por parte de David.

-No dejes de sonreír, porque así me demuestras que estás bien.-Me soltó mientras caminábamos. Yo me giré y asentí.

Pero evidentemente, detrás de la mejor sonrisa del mundo puede haber miles de preocupaciones. Aunque lo mejor era seguir adelante sin mirar atrás…

Aunque a veces…te obligaban a mirar hacia atrás inconscientemente.

David y yo nos sentamos dentro de la secretaría de uno de los edificios, esperando a que nos dieran el turno para que pudiera resolver unas dudas y así ayudarme un poco sobre lo que podría hacer con la nota que había sacado en selectividad.

-Voy a por algo de beber, ¿qué quieres?.-Me preguntaba David levantándose y mirando la cartera. Yo sonriendo se lo dije.

-Un refresco de naranja vendrá bien.-Sonriéndome asintió, comentándome que iría a por él y no tardaría mucho. Y me digné a esperar, pero de repente me asusté, porque el grupo de chicas que nos encontramos antes gritando, lo estaban haciendo de nuevo dentro del edificio. ¿Regalaban caramelos o qué? Cuando me giré para ver de qué se trataba, vi algo que me hizo retroceder en el tiempo. Era Alessandro. Y estaba sonriendo, despidiéndose del grupo de chicas que estaban gritando como un club de fans americano. Comenzó a caminar por el pasillo y simplemente me pilló viéndole y mirándole a la cara sorprendida. Pero la cara de sorpresa se quedó reflejada en la de él de la misma manera.

¿Qué hacía allí? Vaya, se me olvidó que él había venido desde Madrid para estudiar aquí.
Enseguida giré el rostro, desviándolo y volviendo al libro que tenía en mis manos. Pero él no hizo lo mismo, al contrario, se acercó con las manos metidas en los bolsillos. Luego sacó un lápiz y me tocó con él en la sien. ¡Ni que me conociera! O por lo menos, dentro de su cabeza.

-Perdona ¿nos hemos visto antes?.-Suspiré como pude, porque era algo demasiado fuerte.
-Si, en el hospital donde te dieron el alta.-Decía sin levantar la mirada del libro. Quería que se fuera, por favor…

-Mmmm cierto, la bambina que decía cosas raritas.-Soltó una risa.- ¿Dónde está tu noviete?.-Murmuró con sorna mirando a su alrededor. Yo le miré de reojo con cara de “¿de qué vas?”.

-Ha ido por unas bebidas.-Cerré el libro y me levanté para irme, porque si seguía allí no sé si aparecería Lydia y me la liaría de nuevo.-Te vaya bien, yo me voy.-Cuando fui a alejarme, me sujetó de la muñeca.

-Espera, ¿seguro que solo nos conocemos del…hospital?.-Cuando me giré, me lo encontré mirándome como nunca lo había hecho. ¿Le era familiar?

-¿Qué ocurre aquí?.-Dijo la voz firme de David, mirándonos a los dos, sobre todo a Aless sujetándome por la muñeca.

-David…Aless solo…


Una tensión en el ambiente…pero al menos ahora…


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