miércoles, 28 de mayo de 2014

50-49 Sombras

Capítulo 23 “Broken Strings”

¿Cuántas mentiras estaba destinada a oír a lo largo de mi vida y, sobre todo, en esos momentos? ¿Por qué Andreas…había mentido? Miré a todos, primero a la sonrisa sarcástica del rostro frío de Lydia, luego al desconocimiento personificado como era Aless, pero después…mis ojos se dirigieron a la mirada de quien estaba provocando más agobio en mi interior: Andreas.

-Andreas…¿qué demonios estás diciendo?.-Andreas solo se dignó a girar el rostro, volverme la cara e ignorar la pregunta que le acababa de hacer. De nuevo giré el rostro a Aless, que se encontraba sentado viendo aquella escena que seguro superaba las actuaciones de los circos. Patética. Mis ojos se humedecieron: no solo había sido traicionada, sino que además, tenía al chico que me gustaba frente a mí, mirándome como si fuera una loca que acababa de escaparse del manicomio. Sonriéndole de forma triste, una lágrima cayó y resbaló por mi mejilla, para no tardar en girarme. No comprendía nada y, por un tiempo, no iba a querer averiguar nada. Cada vez que intentaba una manera de acercarme a Aless, algo me lo impedía: cuando no era David, era Lydia y ahora… Andreas.

Salí de la habitación, otra vez. Cada vez que lo hacía, nada bueno ocurría.

Pero ya me daba por vencida.

Aless no tenía ni un simple intento de recordarme.

Nada.

Cerrando la puerta a mi espalda, me iba a dirigir a la puerta de la salida dispuesta a no volver nunca más al hospital o a cualquier zona que la relacionase con Aless o Lydia. Pero algo me lo impidió, físicamente hablando. Una mano me sujetó el antebrazo, parándome por ello y girándome, con las lágrimas en las mejillas pegadas como si nunca quisieran irse. Era David.

-Zoe…¿puedo hablar contigo? Y por favor, no llores…-Murmuró mientras alzaba la mano para apartar de mi aquellos pequeños elementos que detonaban tristeza, por lo menos a mí y en esos precisos momentos. Aunque eran algo más, era desesperación y abandono de fuerzas.

-Sí, tengo…todo el tiempo del mundo.-Me encogí de hombros sonriendo sin ninguna gana. Tras aquellas palabras, David me llevó a uno de los balcones del pasillo del hospital; se apoyó en la barandilla y miró al frente.

-¿Has pensado que quizás no ha sido tan malo que Aless pierda los recuerdos sobre ti?.-Me miró de reojo, serio pero demostrando que eran palabras nada ridículas para él.-¿Has pensado…que quizás haya sido una señal para que podamos volver a retomar lo que terminamos?.-Fue a tocarme la mano, pero yo no le dejé. De hecho, fruncí el ceño como si nada.

-¿Lo que terminamos? Más bien lo que tú terminaste cuando decidiste largarte sin decir absolutamente nada.-Fruncí más el ceño, dándole la espalda sin esperar mucho tiempo y cruzándome de brazos, poniéndome a la defensiva.

-Por favor, Zoe, sé que he cometido muchos errores a lo largo de mi vida, pero si hay algo que pienso todas las noches es el hecho de arrepentirme por lo que te hice. Por haberte dejado de aquella manera.-Se acercó por mi espalda y me abrazó por la cintura, colocando la frente pegada totalmente a mi hombro. Quise apartarlo, pero estaba tan cansada de todo que simplemente le dejé, esperaba que soltase todas esas patrañas y me dejara en paz. Que no continuara por el camino que estaba siguiendo, ya que sabía que si lo hacía, volvería a llorar. Volvería a recordar. Volvería…¿a querer?

-Zoe…abrázame aunque sea la última vez, pero házlo. Después respóndeme, por favor…-Susurraba en mi nuca: yo no tardé en cerrar los ojos. ¿Un abrazo? Me giré y, abriendo los ojos, le miré a la cara para no tardar en estirar los brazos y abrazarle.


¿David era un tren perdido…o seguía siendo parte de mi vida?


No hay comentarios:

Publicar un comentario