miércoles, 21 de mayo de 2014

50-49 Sombras

Capítulo 20 "En cambio no".

Un hospital. Una sala. Tres personas y una sola pregunta: ¿Por qué?  Era la cuestión que me rondaba por la cabeza al ver a David acercarse a Lydia de una manera tan peculiar, tan familiar, tan…cercana. Mi mirada se afiló de manera inmediata, observando la silueta de aquellas dos personas.

-Vuelvo a preguntarlo…¿de qué os conocéis?.-Murmuré bastante molesta, cuando pude percibir la mirada triunfadora de Lydia sobre mí, como si hubiese ganado algo con haberles hecho aquella pregunta.

-Coincidimos…en la discoteca de aquí. Justamente en la que casi te desmayas. Una lástima que David todavía te quisiera lo suficiente como para sacarte de allí. Yo habría preferido que te pisotearan como a las cucarachas.-David tiró del brazo de la italiana bastante molesto por aquellas palabras.

-Basta Lydia.-Dijo para no tardar en dirigir su mirada a mi.-Fue por casualidad, nada más.-Mi mirada se abrió muchísimo más. ¿Casualidad? ¡Y una mierda! Me puse en pie, intentando calmarme después de todo lo que había vivido, intentando asimilar que su encuentro solo fue fortuito, aunque lo dudaba muchísimo. Aunque decidí callarme, la situación era demasiado sensible y delicada como para ponerse a discutir en medio de una sala de espera; aunque ganas no me faltaban de tirar de los pelos a aquella italiana engreída. David decidió sentarse a mi lado y cogerme de la mano fuertemente. Pero ya no me importaba, mi primera y única preocupación era Aless. Solo Aless.

Pasaron diez.

Quince.

Veinte minutos.

Cuando de repente salió de una de las salas un médico.-¿Alessandro? .-Murmuró, provocando que levantara la cabeza sorprendida, levantando la mano para señalarle al señor que era yo la que estaba con él.

-¡Aquí!-Se acercó de forma lenta, con unos papeles en las manos, para no tardar en levantar la mirada y dirigirla a mi rostro preocupado.

-¿Eres su pareja?.-Preguntó, para yo asentirle: en aquellos momentos Lydia hizo el amago de hablar, pero se detuvo gracias a David que la paró en seco, pareciendo que sabía sus intenciones.

-Sí, lo soy, ¿cómo está? Por favor, dígame algo.-Le pedía bastante asustada de lo que me pudiera decir. Pero una sonrisa se dibujó en el rostro cansado y agotado del médico.

-Tranquila, está estable y despierto, afortunadamente. Tiene unos golpes, pero debemos realizarle radiografías y más revisiones en caso de que haya sufrido cualquier otro tipo de traumatismo no visible.-Diciendo aquello, me hizo una señal para que le siguiera al interior de la habitación donde se encontraba Aless tumbado con la bata del hospital puesta. Cuando el médico y yo entramos, él se puso derecho: pero había algo en él que no me cuadraba. No me sonrió al verme. Solo miraba confuso al médico.
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-Doctor…¿quién es ella?.

Esas palabras sonaron como eco en mi cabeza. 

Como una puñalada en el corazón ardiendo.

Mi rostro pálido y cuerpo tembloroso.

-¿Cómo...?


¿Dónde…estaba el Aless que conocí?



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