Todo ocurrió demasiado rápido. Y, realmente, no podía creer
lo que estaba pasando ante mis ojos que inconscientemente se encontraban llenos
de lágrimas. ¿Por el susto? No. Por ver a Aless tirado en el asfalto en mi
lugar. ¿Por qué tenía que haberme ocurrido aquello? ¿Por qué a él? Sin esperármelo,
alguien se acercó al cuerpo inconsciente o…muerto, de Aless. Mis lágrimas me
difuminaban la vista, hasta que decidí apartarlas y darme cuenta de quien era.
Lydia.
Levantándome corriendo me acerqué al cuerpo de Aless, apartándola
de un empujón sin importarme lo que dijera o hiciera.-¡Aless! ¡Aless, por dios,
despierta!.-Le agitaba con las lágrimas asomándose de nuevo, alterada, sudando
y sobretodo, asustada, muy asustada por pensar que podría haberle perdido. Un
miembro de la ambulancia me apartó del cuerpo de Aless.
-Señorita, por favor, apártese que nos lo llevaremos
enseguida al hospital.-Por otro lado, otro miembro de la ambulancia comprobaba
su pulso. Por favor, que estuviera vivo, solo pedía que estuviera vivo.
-¡Tiene pulso! ¡Vámonos!.-Gritó el mismo a sus compañeros
para que trajeran la camilla lo más rápido posible.
Yo respiré hondo al poder pensar que tenía la posibilidad de
verle abrir los ojos de nuevo. Esos grandes y expresivos ojos azules. Me llevé
las manos a la cara y suspiré de alivio, el hecho de tener un peso menos
encima, que me aplastara el pecho. Dentro de mi distracción, alguien se acercó
por mi espalda y me tocó el hombro. Me sobresalté y giré el rostro para
percatarme de que se trataba de David.-¿Zoe? ¿Qué ha pasado?.-Me murmuraba con
el rostro completamente blanco, ya que no me esperaba allí en medio de esa
escena.
-Han atropellado a Aless por mi culpa…-Me volví a llevar las
manos a la cara para tapármela de la vergüenza al sentir que Aless podría haber
muerto por mi culpa. Solo por mi culpa.
-Tranquila, que seguro se pondrá bien.-Las palabras de David
fueron interrumpidas al escuchar que uno de los miembros de la ambulancia me
llamaba con la mano.
-¡Señorita, venga con nosotros al hospital!.-No tardé en
acercarme allí.
-Lo siento David, luego hablamos.-Decía sonriendo de forma
triste mientras me volvía a secar las lágrimas de los ojos ya secos. Unos
segundos más tarde estaba con el chico de la ambulancia.
-Está estable pero inconsciente. ¿Lo conoce de algo?.-Me
cuestionó aquella persona. La respuesta salió de mis labios como una bala de
una pistola. Sin esperar ni perder tiempo.
-Soy su novia. ¡Por favor, vayámonos ya, no quiero perder
tiempo!.-Decía alterada, aunque el rostro de aquel chico se vio más relajado al
verme de aquella manera.
-Bien, entonces vamos.-Me abrió la parte de atrás de la
ambulancia donde iría sentada en uno de los bancos, con Aless en medio tumbado
en la camilla. Aún con los ojos cerrados y varias magulladuras del atropello.
Quería verle sonreír, verle bromear y haciéndome bromas. Que me escribiera de
nuevo por el lugar que nos conocimos. No quería que me dejara.
¿Qué… me estaba pasando?
Agitando mi rostro me centré solo en cogerle de la mano y
apretarla con fuerza. Las conversaciones entre los enfermeros de la ambulancia
no la escuchaba, solo Aless era mi centro de atención.
Diez minutos después llegamos al hospital, donde enseguida
bajaron a Aless para llevarlo a urgencias donde comenzarían a atenderle con
toda la rapidez del mundo. A mi me hicieron preguntas sobre mi estado físico.
No, no había recibido daño alguno porque el héroe que me salvó se encontraba
con los daños en mi lugar. Estuve en la sala de espera después de que me
mandaran allí, en la puerta de urgencias con las esperanzas de que pronto
saliera alguien a decirme algo sobre el estado de Aless. Escuché pasos, pero no
era de la sala de urgencias.-Vaya, al parecer no hay mal que por bien no
venga.-Murmuró una voz a la que le puse cara nada más levantar el rostro.
Lydia de nuevo.
-¿Qué haces aquí, Lydia?.-Murmuré con el ceño fruncido.
Estaba muy cansada y lo que menos quería era la presencia de una arpía como
ella en aquel lugar.
-Te recuerdo que soy la ex novia de Aless y me preocupo por él.
No tiene nada de malo que esté aquí.-Sonreía aquella asquerosa con sorna. Pero
la corté enseguida.
-Si tiene de malo cuando molestas a su actual novia.-Fruncía
el ceño a la vez que apretaba las manos aguantándome las ganas de atizarle un
puñetazo en aquella cara de niña operada que tenía.
-Tienes mucho valor en decirme eso cuando tú fuiste la
causante del estado actual de tu querido novio.-Soltaba con frialdad y afilando
la mirada. Espera.
¿Realmente había tenido la culpa? Si…la había tenido. Aless
estaba así por mi culpa. Solo por mi culpa y nada más. Si no hubiera estado con
él esto no habría pasado.
-Ya basta Lydia. Déjala.-Murmuró otra voz. David. Levanté el
rostro y me quedé perpleja al ver que se encontraba al lado de la misma.
-¿Qué…? ¿Cómo…?.-Respiré hondo.-¿De qué…os conocéis?.-Mi
pregunta resonó en el eco de la sala de espera.
¿Qué estaba pasando?
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