lunes, 8 de julio de 2013

50-49 Sombras

Capítulo 14 "Good time"

¿Qué me estaba pasando? Miraba los ojos de Aless y simplemente quería parar el tiempo, que nada ni nadie nos interrumpiera en aquel momento tan íntimo que estábamos teniendo. Me seguía abrazando, con una gran sonrisa en su rostro, esa sonrisa que a veces se transformaba en un gesto triste, disgustado o, como estaba ahora, de relajación. Después de mucho tiempo había pensado en lo que me pasaba las primeras veces que lo conocí en persona: había algo en él que me resultaba levemente familiar, pero teniendo en cuenta de dónde venía, era imposible. Suspiré y le solté aquellas palabras que solo provocaron que me levantara en vuelos y me diera vueltas sujetándome de la cintura.-¡P-Para Aless!.-Decía riéndome sin entender por qué reaccionaba tan efusivamente. Aunque teniendo en cuenta que acababa de aceptar salir con él…

-¡No puedo! ¡No sabes el tiempo que esperaba recibir una respuesta como esa, Zoe!.-Paró y me miró sonriendo y pegando su frente junto a la mía, cerrando los ojos después y riéndose por lo que acababa de hacer.

-Vale, vale, lo entiendo, sé que soy un buen partido, pero no hace falta que exageres.-Decía con sorna, riéndose de igual manera mientras fingía que no me importaba el hecho de empezar a salir con él.

-Uh, ¿ahora la principessa se va a poner prepotente? Pues yo puedo serlo mucho más…-Se acercó a mi sonriendo maliciosamente, pero entonces en el portal se escuchó la puerta del mismo, además de murmullo. Me quedé mirando las escaleras esperando que no se tratara de nadie de mi casa, que por cierto no sabía dónde estaban todos, y que solo fuese un vecino más. Por otro lado, Aless se había acercado a mi oreja a decirme algo cuando la voz de una chica me llamó la atención a mí y a él.

-¡Hola Aless!.-Decía mi hermana con bastante energía sin darse cuenta que estaba allí hasta que bajó la mirada y empezó a reírse.-Oh, ¿qué pasa Zoe? ¿Qué haces en el portal?.-Decía la chica con tranquilidad mientras yo me ponía roja cual tomate maduro, además de apartar la mirada a lo primero que se me ocurriera: las llaves.

-Es que la puerta no se me abría y decidí avisar a Aless para que me ayudara.-Mi compinche asintió sonriendo naturalmente, separándose de mí y quitando las manos de mi cintura disimuladamente.

-Si, la bambina tenía problema con la puerta y le di un empujoncito.-Lo miré arqueando una ceja hasta que luego solté una risa.-Además me comentaba que quería aprender la lengua italiana, ¿no es así, Zoe?.-Me miró alzando las cejas unas cuantas veces. Me puse más roja aún, por lo que, cuando me giré para ponerme de frente a mi hermana, le pisé un pie. Éste reaccionó enseguida pegando una cojetada. Sonriendo maliciosa dirigí mi mirada a mi hermana que estaba babeando por Aless. ¿Debería ponerme celosa?

-Si, bueno, Natalia sabe que me encanta el italiano.-Ella empezó a reírse.-A ella le gustan los italianos.-Natalia puso una cara bastante graciosa porque estaba igual de roja que yo hace unos momentos, uh, se avergonzaba delante de su vecino, ¡qué graciosa!

-Podrías callarte un poco, guapa.-Me miraba sonriendo  pero notando que claramente estaba molesta con aquel detalle delante de su querido vecino.

-Bueno, debo marcharme, nos vemos señoritas.-Decía el rubio de ojos azules despidiéndose, haciendo el amago de entrar en la casa. Como esperaba, Natalia entró a rempujones míos porque dejaba la cara pegada a la puerta hasta que el italiano entrase en su casa; cuando Natalia ya entró totalmente, sentí un tirón de mi muñeca que me echaba hacia atrás. Cuando giré el rostro era Aless que sonreía ampliamente riéndose un poco por la actitud de mi hermana y por la broma de hacerla creer que entraba en su casa. Aunque yo también me lo creí por unos segundos.

Me hizo señas para que cerrara la puerta, cuando lo hice tiró de mí totalmente y me metió en su casa, dejando la puerta cerrada tras él.-Vaya, tu hermana ha venido en el peor momento.-Decía riéndose mientras me miraba: en esos momentos me acerqué a él y le tiré de la oreja.

-Con que aprender la lengua italiana, ¿eh?.-Le decía, aunque parecía una madre que estaba regañando a su hijo por haber hecho una trastada.

-¡Ay, ay! Sí, quise aprovecharme de la situación y de que tu hermana no me quitaba los ojos de encima.-Me guiñó un ojo, lo que provocó que me sonrojara, además de decir que le solté la oreja sin darme cuenta.

-¡Qué cara tienes!.-Le dije riéndome y mirándolo a los ojos. Cuando me di cuenta miré a mí alrededor: era la casa de Aless, no había entrado, aunque tenía la misma distribución que mi casa: los colores eran distintos, había paredes blancas con muebles azules, vamos, que la casa parecía veraniega total. Al girarme me encontré con el rostro de Aless mirándome con una sonrisa tranquila, apoyado en la pared con los brazos cruzados.

-¿Te gusta?.-Sonreí y asentí para luego suspirar, porque tenía varias cosas que aclararle sobre el hecho de estar empezando a salir con él.

-Querría comentarte algo respecto a lo que…somos ahora.-Le decía, él me miraba esperando cualquier cosa, pero manteniendo aquella sonrisa en el rostro.-Bien, por ahora querría que se mantuviera en secreto porque a mis padres no les hace mucha gracia que nada más mudarse alguien al lado mía, en poco más de un mes haya empezado a salir con él. ¿Entiendes?.-Él asentía mientras soltaba una risa por la cara que ponía: de nuevo estaba roja.

-Por ahora todo en secreto. Vale. Y después de todos los secretos, ¿podremos salir esta noche? Siempre es un buen momento para hacerlo, ¿no?-Decía sonriendo para acercarse de nuevo a mí y plantarme un beso. Le correspondí, pero cuando todo estaba aclarado, la puerta se abrió.

No sabía qué cara estaba más roja, si la mia…o la de Andreas al vernos tan acaramelados.


Secreto a la mierda.


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