¿Qué había sido todo eso…? ¿Por qué estaba David sujetándome
la cabeza? O mejor…¿no se había ido al norte a seguir sus estudios?...
Mi cara estaba totalmente sorprendida al verle, pero más al
oír aquellas palabras que por alguna casualidad, todo el mundo oyó. Incluido Aless.
¿Por qué tenía que pasarme aquello justamente cuando creía que todo iba a salir
bien? Levanté mi cabeza de las rodillas de aquel chico para no tardar en quedarme
sentada mirando a todos, sonriendo falsamente.-Estoy bien chicos.-Mentira, no
lo estaba ni mucho menos. Porque ver a David allí provocó que mi corazón diese
un vuelco bastante considerable; tenía ganas de quedarme sola, completamente
sola, para amueblar todo la información que estaba recibiendo. Suspirando me
levanté y mis ojos se encontraron con los de aquel italiano rubio.
Su rostro lo decía todo: decía que no le gustaba en absoluto
la presencia de David allí y menos aún…el cómo éste me había tratado y salvado
de aquella desastrosa situación.-¿Quieres irte a casa, Zoe?.-Me dijo Luna
mirándome preocupada, tanto a mí como a los dos chicos que tenía más cerca:
Alessandro y David. Me conocía y sabía lo que estaba pasando por mi mente: es
como esa situación en la que el Titanic comenzó a hundirse por minutos y todos
lo sabían, sabían que iban a morir. Asentí con la cabeza. Quería irme. Rápido.
No me di cuenta, pero Aless fue a decir algo cuando de
repente la voz de David resonó antes.-¿Puedo llevarte yo?.-Me dijo el moreno
mirándome, entonces mis ojos se posaron sobre él y por un momento mi mente me
decía que le dijera que no, pero mi curiosidad y la oportunidad de hablar sobre
aquella aparición era más que evidente.-Si, por favor…-Dije sin querer mirar a
Aless. Podía estar pareciendo una asquerosa, una chica que se va con el primero
que se encontraba, pero después se lo explicaría a él con más tranquilidad…
-Vale, entonces vamos.-Me tendió la mano. Mi mirada se posó
primero en Andreas, que solo me miraba preocupado. Los rostros de Aless y Luna
eran menos agradables. Luna me miraba con indignación: Aless ni pude
comprobarlo totalmente porque se giró para hablarle a su compañero de piso.-En
ese caso yo me voy ya, Andreas, luego nos vemos.-Diría para girarse unos
segundos, mirarme bastante molesto y sentenciar la conversación. -Buenas
noches.-Diría para comenzar a caminar y alejarse del grupo donde yo estaba. Me
levanté rápidamente para impedir que se fuera, pero David me tomó de la mano.
-Vamos, en menos que canta un gallo estarás en tu casa.-Me
sonreía ampliamente, como si realmente estuviera alegre de verme. Pero yo solo
estaba desconcertada.
-¿Quieres que te acerque a casa, Luna?.-Diría Andreas a la
rubia, algo que me causó gracia, porque mi amiga del alma empezó a sonreír
tímidamente. Espera, ¿Luna tímida…? Eso prometía.
Pero mi sonrisa se vio borrada por mirar a David de nuevo,
para acompañarle hacia su coche, el cual tenía la intención de llevarme a casa.
Cuando me senté en el coche y David se disponía a encender el coche, hablé o
sino reventaría.-¿Qué haces aquí?.-Dije secamente, mirando por la ventana, porque
sabía que si le hablaba mirándole a la cara no podría evitar que mis lágrimas
se derramaran lentamente por las mejillas.
-Hice de nuevo el traslado, terminé la carrera Zoe.-Me
miraba, a pesar de que yo no hiciera lo mismo.-¿Por qué no me miras?.-Seguía
insistiendo, buscando mi mirada.
-¿Por qué has decidido venir de nuevo a Huelva? ¿Qué se te
ha perdido aquí, cuando en Barcelona estabas tan bien?.-Le dije frunciendo el
ceño: la historia entre David y yo…era larga de contar, pero resumiendo fue mi
pareja durante un año y medio y el mismo día que íbamos a cumplir los dos años,
decidió irse a Barcelona a estudiar. Sin decirme absolutamente nada,
simplemente cogió sus maletas y se fue: a las semanas me enteré que me había
dejado más tirada que una colilla, hablando claro. Y cuando creía que por fin
lo había olvidado y empezaba a rehacer mi vida con un tonteo muy especial…volvió
a aparecer.
-Lo que se me perdió lo encontré de nuevo en el suelo de una
discoteca a punto de desmayarse.-Al escuchar eso giré el rostro y mis ojos
captaron aquellos ojos que tan encima de mí estaban. Fruncí el ceño y suspiré:
ahogaba las lágrimas que tanto deseaban salir. ¿Qué me afectaba más? ¿El saber
que estaba en Huelva de nuevo o saber que estaba allí…por mi?
Me llevé las manos a la cara, porque mis ojos no aguantaban
más: empecé a llorar desconsoladamente.-¿Por qué me haces esto?.-Lloraba y
lloraba, sin dejar que él me viera con el rostro enrojecido y además, con mis
mocos asomándose por todo lo que estaba llorando. Era una llorona con todas las
letras.
-Quiero que lo volvamos a intentar, Zoe. No he podido dejar de
pensar todos los días lo que me arrepiento de haberte dejado abandonada en
Huelva para irme a Barcelona. Lo siento mucho Zoe, por favor perdóname…-Extendía
su mano para acariciarme el cabello suavemente. Como siempre hacía cada vez que
me ponía así de llorosa. Que parase…por favor no quería volver a recordar.
-Llévame a casa, estoy cansada.-Decía sin responderle a lo
que me decía, no quería oír absolutamente nada. Me limpié las lágrimas y miré
por el cristal, notando cómo comenzábamos a movernos en el coche. No hubo
palabras en todo el camino. Y lo agradecía porque mi cabeza estaba a punto de
estallar. ¿Qué pasaba con Aless? Me decía una pequeña voz que se llamaba
Conciencia. Solo quería llegar a mi casa y tirarme en la cama para descansar de
todo lo ocurrido: al siguiente día hablaría con Alessandro sin pensármelo un
minuto. En el camino me percataría de algo, miraba de reojo a David notando que
tarareaba algo, una canción que me era muy familiar. No sabía cual era…en fin,
dejaría aquel tema a un lado para esperar llegar a mi casa.
Y llegamos, cuando paramos al lado de mi casa me bajé de
éste sin esperar a que David me dijera nada, hasta que soltó algo.-¿Puedo venir
mañana a verte?.-Me dijo. Suspiré y miré al cielo oscuro.
-Estoy muy cansada, David, mañana hablamos. Te llamaré para
solucionarlo.-Dije para llegar a casa y encontrarme a mi hermana tumbada en el
sofá con los cascos puestos y mientras se entretenía en hacer crucigramas. No
me dije mucho, solo la saludé con una sonrisa para irme al baño y cambiarme.
Una vez me cambié, fui al saló y me senté en el sillón
suspirando y pensando qué haría. Me metí en Twitter y como esperaba, había un
mensaje directo de Aless.
@AlessItalBlue
->¿Has llegado bien?
@ZoeSonrisaMusical
->Si, estoy cansada, mañana
quiero hablar contigo.
Me respondió enseguida.
@AlessItalBlue
->Vale, buenas noches principessa.
Ahí estaba ese querido humor del italiano. Lo agradecía, no
hacía preguntas sobre David ni mucho menos. Ya se lo contaría todo. Pero cuando
creía que todo iba bien, escuché a mi hermana cantar una canción. La misma que
la que tarareaba David. De Lean Rimes.
Mis ojos se ampliaron y busqué por mi teléfono la
traducción. Dios…¿qué me estaba intentando decir…?
Por favor…recuerda…
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