viernes, 28 de junio de 2013

50-49 Sombras

Capítulo 10 "Kiss me"

Piensa, piensa…¿Cómo localizar a un italiano rubio que se vino desde Madrid a Huelva solo por estudios? 

Un momento… Madrid.

Rafa.

¡Eso es! Cogí el móvil una vez entré en casa y llamé a Rafa para que me diera el móvil de Aless y así guardarlo. Descolgó enseguida.

-¡Rafa, soy Zoe!-Decía con energía, esperando que pudiera ir al grano cuanto antes.

-¡Hola, Zoe! ¿Qué tal estás guapetona?.-Me decía con esa alegría en su voz, pero no tenía tiempo que perder.

-Rafa, no tengo mucho tiempo, ¿podrías darme el móvil de Aless, por favor?.-Pedía con impaciencia, y éste empezó a reírse sin saber el por qué.

-¡Dios, estáis coordinados! Hace una semana y media fue Aless quien me llamó para pedirme tú número de móvil y ahora es al revés. Qué gracioso es todo…-Decía enrollándose un poco, como solía hacer siempre.

-¡Rafa!.-Le grité más impaciente de lo normal, notándose nervios en mi voz.

-¡Uy! Vale, ya voy.-Y después de aquello me dio el número de móvil del italiano.

Pero cuando llamé simplemente no me lo cogían: insistí muchas veces pero nada de nada. Estaba recibiendo lo que sintió él al llamarme y no ser recibida la llamada, no ser descolgada para poder resolver problemas o, como era en este caso, malentendidos.

Sentada en el mueble de la entrada miré la puerta, dándome cuenta que había perdido el interés de Aless en querer hablar conmigo. Un momento, mi móvil empezó a sonar, pero mis ilusiones se disiparon al ver que era Luna la que me llamaba.

-¡Tú! Ponte guapa esta noche que vamos a romper las pistas de las discotecas.-Decía muy animada la rubia al otro lado del teléfono.

-¡Vale, vale! Nos vemos esta noche en el centro y de ahí vamos a la discoteca. ¿Quién va más?.-Despejándome un poco de la preocupación sobre la conversación con Aless, Luna me comentaba que iban más compañeros de los exámenes de selectividad, algo que me alegraba mucho.  Pero el hecho de saber que uno de esos compañeros de selectividad iba detrás de mí no me terminaba de agradar porque claramente, iba a estar agobiándome toda la noche. Se lo encalomaría a alguien de allí y seguro que pasaba de mí, porque ese solo buscaba alguien a quien tirarse.

-Y no, no va Aless, tranquila.-Me comentaba Luna, como si quisiera tranquilizarme. Horas atrás habría funcionado, pero después de saber lo que sabía, era totalmente al contrario. Si, le había contado todo lo que pasó a Luna, era mi mejor amiga y me conocía más que nadie. ¿Cómo no contárselo?

Horas después ya estaba preparada para irme de fiesta con mis amigos y despejarme. Ya intentaría hablar con Aless al día siguiente, porque todo el tiempo que estuve en casa no escuché la puerta de mis vecinos ni abrirse ni cerrarse.

Mirándome al espejo visualicé a una morena de ojos marrones, pelo planchado y unos pantalones vaqueros junto a un chaleco que se me caía por el hombro, de color turquesa. Mis ojos llevaban eye-line, y mis labios un color rosado natural junto a la base de maquillaje normal. No solía pintarme tanto, pero un día era un día. Me di cuenta de la hora, por lo que cogí todo, incluído el bolso y me marché de allí en cuanto una de mis otras amigas me recogió en su coche. Esta chica se llamaba Lucía y había hecho la selectividad conmigo, era otra que pertenecía a mi círculo de buenas amigas. Charlamos durante un rato mientras ella conducía y en su coche se escuchaba la canción nueva de Cali y el Dandee. Qué casualidad, la que estaba escuchando en mi casa mientras me duchaba,  vaya…

Una vez llegamos al centro, me encontré con todos los demás, incluida Luna que iba guapísima como siempre: con un vestido blanco a modo de estilo griego, con un brazo desnudo y la ropa sujetada en el otro hombro. Hasta en la forma de vestir coincidíamos. Eso es que nos conocíamos muy bien. Le sonreí y me acerqué a ella.-¿Nos vamos o no? ¡Que tengo muchas ganas de bailar!.-Grité, animando a todos para irnos a las discotecas y quedar en una en especial. Se llamaba “Casablanca”. A pesar de todo me gustaba mucho y era espaciosa si se pillaba los sitios a tiempo.

Una vez entramos todos, visualicé una esquina que sería nuestra por toda la noche. Sonreiría, aunque mis ojos inconscientemente buscaban a Aless. ¿Qué pintaba Aless allí? Me tuve que quitar esas ideas de la cabeza para aceptar una copa a la que me invitó uno de los chicos del grupo. Adivinad.

Si, era el que comentaba que no me iba a dejar tranquila y empezaba queriendo emborracharme. Pero no le iba a funcionar, así que, a pesar de haber aceptado la copa, no le seguiría el rollo ni mucho menos. Me fui directamente con mis amigas a cantar y bailar con mucha diversión, con las voces de Rihanna, las bases de David Guetta o incluso a Will.i.am cantando con Justin Bieber.

En un momento de relajación, sentí que alguien me tomaba de la cintura y bailaba conmigo: cuando quise girarme me asusté pero luego me reí muchísimo.

¡Andreas!

 ¿Qué hacía allí? Pero sin decir nada nos pusimos a bailar riéndonos los dos tranquilamente, luego se acercó a mi oído. -Alessandro está aquí, he venido con él, por si te interesa.-Le miré sonriendo y asintiendo contenta. ¡Por fin! Aunque cuando quise darme cuenta, Luna estaba bailando con mi vecino. Joder, ¡qué rápida es la cabrona en pillar pareja de baile! Y yo, algo sedienta y curiosa de buscar al italiano, me fui a la barra a pedir otra bebida, pero esta vez pagado de mi bolsillo. Aunque no tardaría en dejar de estar sola…

-¿Bailas conmigo, Zoe?.-Cuando miré a aquella persona que me hizo la proposición, arqueé una ceja, porque era el pesado. Daba igual las maneras en las que le dijese que no quería nada con él, insistiría.

-No, gracias, voy a beber algo mejor y ando algo ocupada.-Decía como excusa para que se largase con otra y me dejara tranquila, porque tenía muchas cosas en las que pensar. Pero el muy estúpido me acercó a él por la cintura.

-Venga, un ratito.-Negué y me separé de él.

-No, te he dicho que no Manuel. Ahora déjame en paz, no te lo repetiré más. Te agradezco la copa, pero no quiero nada contigo.-Éste frunció el ceño y me volvió a abrazar, obligándome a pegarme a él.

-Vas a bailar conmigo, Zoe.-Puse los ojos en blanco y le fui a pegar una hostia en la cara que no lo iba a reconocer ni su madre, pero alguien lo tomó por detrás y lo separó de mi.

-Creo que Zoe ha dejado claro que no quiere bailar contigo, Manuel.-Mis ojos se ampliaron y me quedé patidifusa. Era Alessandro. Lo miré sorprendida.-Por cierto tío, me han dicho que ahí está la rubia que se quiere acostar contigo esta noche.-Decía como si lo conociera de toda la vida, dejándome más helada que los hielos de los cubatas. Aquel chico abrió los ojos y se acercó a una rubia que desde lejos me era algo familiar, pero no le di importancia porque ya estaba con Aless dispuesta a zanjar los malentendidos.

-Aless yo quiero…-Me cortó las palabras con la palma de la mano y se fue andando, alejándose de mí. Pero no lo dejaría, así que avancé y lo tomé del brazo.-¿Quieres escucharme?.-Le dije mirándole a los ojos con el ceño fruncido.-¿Por qué eres tan cabezota?.-Me miró y se acercó a mi oreja para susurrarme algo.

-¿Y por qué lo fuiste tú también?.-Diría para separarse de mi oreja y de mí completamente. Éste no sabía lo que era una andaluza cabreada, aunque la culpa fuera mía desde un principio por creer a Lydia y no a él. Pero era cabezota y no me rendiría.

-Porque Lydia me hizo creer algo que no era. Me hizo creer que se acostó contigo y que seguía siendo tu novia.-Éste abrió los ojos y suspiró, llevándose la mano a la frente, riéndose; mientras todo aquello ocurría, sonaban canciones de fondo. Una muy peculiar a decir verdad.

-No puedo creer que otra vez se haya metido en algo así…-No lo entendí, pero me gustó verle reírse, parecía que todo estaba volviendo a su normalidad. Luego me miró ladeando el rostro.-Y si tenías una buena forma de librarte de mí con ese malentendido, ¿por qué seguiste insistiendo en hablar conmigo?.-Esa pregunta me dejó sorprendida, tanto que me quedé sin habla. Era una buena pregunta…

¿Por qué? Estaba nerviosa solo de tener una mínima idea de la respuesta...pero parecía que era un libro abierto...

-Pues, porque…-Le miraba con duda y nervios, aunque lo más sorprendente fue que...no me dejaría responder, porque me abrazó por la cintura y me plantó un beso sin que me lo esperase. Espera, espera...¡Aless me estaba besando! Mis ojos se ampliaron y mi rostro, aunque no pudiera verse, estaba totalmente rojo por aquello. Me quedé muda. Luego de separarse me miró y susurró sobre mis labios sonriendo y viéndose aquel brillo en sus ojos.


-Ya lo has dicho todo. ¿Quieres...formar parte del mundo de un pitufo?

¡Dios! ¿Me pidió lo que yo creía que me estaba pidiendo?


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