Mirando por la mirilla de la puerta: así me encontraba
después de ver a través de ella como alguien que no conocía de nada, abrazaba a
mi nuevo y acosador vecino, y éste se quedaba con una cara de muerto que no se
lo creía ni él. Así de clara estaba pensando, pero como no era asunto mío, no
quise interferir. Mis mejillas se pusieron algo rojas, además de mi ceño
fruncido desde primer momento. Puse un poco la oreja, como buena andaluza que
era, y comenzaría a cotillear lo que no estuviera en los escritos. Pero que
constase que eso no quería decir absolutamente nada, era solo curiosidad.
La voz de Aless me sorprendió, porque incluso sonaba más
seria de lo normal y eso que no lo conocía demasiado.-¿Qué demonios haces aquí,
Lydia?.-Preguntaba el rubio con los ojos fijos en aquella rubia que, desde mi
opinión, parecía la típica barbie de pacotilla que solo se entretenía en
tontear con todo ser viviente que tuviera…cuerpo masculino. Puse los ojos en
blancos nada más ver que abría la boca para hablarle.
-Jo, ¿no te alegras de verme ni si quiera un poquito? Y eso
que vine desde Madrid solo para hablar contigo…-Entonces el que puso los ojos
en blanco fue Aless, estaba como desesperado por deshacerse de aquella chica,
incluso cansado, como si la muchachita sin cerebro hubiese insistido más de una
vez en algo que desconocía completamente. Aún así seguía sin saber quién era.
Pero repito, no es que me interesase demasiado, solo tenía mucha curiosidad.
Alessandro la apartó de él empujándola por los hombros levemente.
-No, no me alegro, Lydia, simplemente no pintas nada en este
luogo. Ahora lárgate.-Decía con mucha seriedad el rubiales italiano; aquella
chica se quedó sorprendida por sus palabras y se acercó mucho más a éste, casi
besándole.
Uh, la rubia ésta me estaba tocando mucho la moral y eso que
no la conocía.
-¿Qué estás haciendo, Zoe?.-Me sorprendió mi padre,
arqueando una ceja y preguntándose el por qué estaba con unas pintas horrorosas
pegando la oreja a la puerta y de vez en cuando, mirando por la mirilla.
-Nada papá, cotilleando un poco.-Sonreía de forma sincera,
¿para qué mentirle? Pero cuando uno de mis ojos se acercó de nuevo a la mirilla
para ver lo que pasaba en el pasillo…no había nadie. Espera, espera…¿dónde se
habían ido esos dos? Respira hondo Zoe, no es nada que a ti te importe después
de todo, vete a hacer tus cosas y pasa del tema totalmente.
Me fui a recoger mi
cuarto y mientras terminaba de comerme un bollo de chocolate, hacía la cama
bailando con la música de mi móvil.
Después de eso, me metí en la ducha y me duché con tranquilidad, quería
ir a la universidad de nuevo para estudiar tranquilamente la selectividad. Como
siempre, sonando en mi móvil canciones de Rihanna, Michael Jackson o incluso
alguna que otra de bandas sonoras de películas. ¿Conclusión? Estaba limpia y
lista para empezar a estudiar otras asignaturas.
Vestida y perfectamente peinada, salí de casa con la maleta
en mi espalda, pero cuando me fui al pasillo del portal, me encontré con la
rubia saliendo del piso de Aless y Andreas, sonriendo ampliamente. La muy asquerosa
me miró de arriba abajo con una ceja arqueada, como si fuera una cucaracha que
acaba de aparecer.-¿Quieres algo?.-Pregunté mirándola a la cara, sonriendo
falsamente. Ella negó y luego me dio la espalda.
-No, nada.-Y diciendo eso se iba a ir, pero salió
Alessandro, encontrándose conmigo y con la rubia de bote con cara de amargada.
-Lydia, te olvidas esto.-Comentó extendiéndole a la muchacha
unos papeles. Ésta los cogió con algo de resquemor y luego me miraría de nuevo
con cara de asco. Me daban ganas de decirle: “¿Hola? ¿Quieres una foto, so
asquerosa?” Pero claramente no se lo dije porque no la conocía. Luego esos ojos
azules se pusieron sobre mi cara, sonriéndome como no había hecho a la rubia;
ésta se sorprendió al ver que Aless me sonreía. Lo vi por el rabillo del ojo.-Hola
principessa, ¿a dónde vas?.-Decía ignorando totalmente a aquella chica. Me
sorprendí hasta yo.
-Pues a la biblioteca de la universidad a seguir estudiando,
si quieres te puedes venir, pitufo.-Dije como si conociera a Alessandro de toda
la vida, sin dejar de sonreírle en la cara a esa creída de mierda. Si lo que le
molestaba era que el italiano me tratase bien…la molestaría con ello.
-¿Me lo estás diciendo enserio, principessa?.-Decía el rubio
sonriendo ampliamente, pero cuando iba a soltar algo más, la rubia le abrazó
por el brazo con toda la tranquilidad, sonriéndome ampliamente: y de una manera
muy falsa.
-¿Quién es ella, Sandrito?.-Decía parpadeando de forma
exagerada, mirándome con altanería. Aless la miró de reojo y se llevó una mano
a la frente, sin remedio habló.
-Es mi vecina, ella es Zoe. Zoe, ella es…Lydia…mi…ammm…-Se
puso nervioso y me sorprendió, pero por alguna casualidad, me daba mala espina
la respuesta que iba a escuchar.
-Su novia.-Sonreía haciendo una risitas que no aguantaba
nadie y menos yo al escuchar aquello. Mis ojos se fijaron directamente en los
de Alessandro incrédula de lo que acababa de escuchar.
-Ex novia.-Especificaba el italiano, mirando de reojo a la
chica con bastante molestia.-Deja de decir que eres mi novia, porque eso acabó
hace mucho tiempo. Ahora debo hacer cosas, vuelve a Madrid y déjate de
tonterías de una vez, Lydia, madura.-Murmuró el italiano, abriendo la puerta de
su piso de nuevo, mirándome sonriendo después.-Lo siento, ando de limpieza por
un castigo de mi compi de piso.-Me guiñó el ojo para reírse y cerrar la puerta,
dejándome con aquella rubia.
-Yo me voy, tengo cosas que hacer, Lydia. Encantada.-Diría
sonriendo ampliamente, pero ésta me miró bastante molesta y sonrió
maliciosamente.
-No te creas que con esa cara bonita vas a conseguir a
Sandro, te aseguro que no le van las niñatas españolas y andaluzas como tú.
Prefiere a gente de su propio país, como yo. Así que te aconsejo que te alejes de
él o lo pagarás caro, estúpida.-Tras esas palabras bajaba las escaleras para
irse, pero yo le llamé la atención.
-¿Sabes qué te digo, Lydia? Que haré lo que me dé la gana,
guapa, a quien sonríe es a mí y no a ti. Que te vayan dando.-Dije eso y
pasando, por su lado, me largué a la universidad a seguir estudiando, dejándola
atrás con la boca abierta. Seguro que no estaba acostumbrada a que la gente le
contestase.
Mientras estaba sentada en la biblioteca escribiendo los
resúmenes, sonó mi teléfono móvil. Era el Whatssap y un número desconocido,
pero nada más leerlo, supe quién era.
->Buenas principessa, ¿cómo llevas el estudio?
Pues
bien, ando terminando esquemas.<-
->Quiero pedirte disculpas por lo de Lydia.
¿Tu
ex novia? Nah, me da igual la verdad.<-
->¿No estarías celosa, verdad? :)
¿Yo?
¿Qué te crees, chaval? ¬¬ <-
->Pues que te gusto y te pusiste celosa :D
Acertaste
en algo, pero no te diré en qué.<-
->¡Bien! Te invito a comer cuando termines
Mmmmm
vale, acepto, pero no te flipes<-
->Hecho ;)
Y así terminó la conversación por el Whatssap, sin dejar de
mencionar que estaba hasta contenta de llegar a casa y ver de lo que era capaz
el italiano. Una hora y media más tarde ya estaba cogiendo el autobús para
volver a casa. Cuando llegué, entré en casa y dejé las cosas, luego salí de
casa y llamé a la puerta de mi vecino.
Alessandro no fue quien abrió la puerta.
Y Andreas tampoco.
Mis ojos se ampliaron al ver quién era.
-Oh, la andaluza listilla, ¿quieres algo? Porque Sandro está
ocupado.-Decía la barbie cutre mirándome con una chulería increíble, pero mis
nervios estaban más en verla…en camisa, una camisa grande y con el pelo
completamente suelto. Parecía que…
No podía ser…¿me había mentido?
No hay comentarios:
Publicar un comentario